La diferenciación se construye sobre los puntos fuertes. No comunicamos las carencias: comunicamos las fortalezas. No podemos vender un servicio explicando lo que no hacemos, o lo que no hacemos especialmente bien. Al contrario, subrayaremos nuestras fortalezas. Por tanto, es fundamental reconocer cuales son, para poder comunicarlas a nuestros lectores, clientes, usuarios actuales y potenciales.
Normalmente asociamos “punto fuerte” a “aquello que se me da bien”. Este significado implica que debemos promocionar aquellas competencias para las que tenemos habilidad, innata o adquirida. Sin embargo, puede que algo se te de bien pero no te emocione; puede que ni siquiera te interese. Y si no te interesa, ¿para qué lo vas a promocionar?
Un ejemplo. Cameron Russel es modelo profesional. Es innegable que su punto fuerte es su belleza. Sin embargo, si escuchas su exposición (en VOS), verás que no lo considera un eje. Cree, sencillamente, que “le ha tocado la lotería genética”. De hecho, al escucharla explicar la trastienda de las fotos de moda, percibes un regusto amargo, entre la lucidez y la indignación. Te ríes al verla parodiar un posado, y te gustaría no reírte. Que su físico le permita ser modelo no significa que Russel quiera posicionarse así.
Si los puntos fuertes no son nuestros activos evidentes, ya sean genéticos o adquiridos, ¿cómo los definimos?
Me interesa esta idea: “Un punto fuerte es aquello que te hace sentir fuerte”.
A pesar de que en ocasiones adopta un tono un tanto “guruesco”, la propuesta de Marcus Buckingham es interesante porque pone el foco en el sentimiento. Según este autor, para descubrir si una actividad determinada es una de tus fortalezas, analiza cómo te sientes.
Las tres preguntas que lanza son muy útiles para saber si una actividad suma o resta:
- Antes de realizar la actividad, ¿tienes ganas de ponerte manos a la obra?
- Mientras la estás realizando, ¿estás plenamente concentrado? (se te pasa el tiempo volando, …)
- Al terminarla, ¿cómo te sientes, exhausto o pleno?
Aquellas actividades que te apetecen, en cuya realización te zambulles y que te dan energía son tus puntos fuertes. Por oposición, tus debilidades son las tareas que pospones, que te cuesta resolver y que te dejan exhausto.
Cuando me planteé el cuestionario, me quedó claro que escribir es uno de mis puntos fuertes. Si pienso que tengo que escribir -este post, por ejemplo-, no me pesa. Al contrario: tecleo y reviso y edito y se me pasa el rato, normalmente más del previsto, lo cual es buena señal. Y al terminar de escribir me siento descansada.
A raíz de esta constatación, estoy buscando y abriendo nuevos canales y nuevos formatos para poder escribir más. Una vez identificadas la actividades que te hacen fuerte, el reto es incorporarlas en el proceso de construcción de tu marca, de forma que tu proyecto se beneficie de estas fortalezas. Hay que buscar el punto o puntos donde se cruzan los puntos fuertes y las posibilidades profesionales.
A propósito de escribir, si escribes y quieres publicar, échale un vistazo a ¿Qué tengo que hacer para que me publiquen?, mi nueva guía para ayudarte a elaborar tu hoja de ruta editorial. Un plan de acción en diez pasos, porque nadie nace publicado.
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Estoy plenamente de acuerdo. Puedo identificar claramente cuales son mis puntos fuertes y débiles al analizar mis conductas diarias.
José María: yo creo que vistos así, los puntos fuertes van con un plus de motivación. Gracias por comentar!
Hola! No me gusta contradecirte porque suelo estar de acuerdo pero en este caso no es así. Es obvio que lo que nos motiva se nos da mejor y viceversa pero por propia experiencia te diré que algo que no nos gusta tanto o incluso lo que menos nos gusta de nuestro trabajo también puede ser un punto fuerte. La diferencia es que no disfrutamos tanto con ello pero nos llena tanto o incluso más, sabiendo que aún sin motivarte mucho lo haces bien… Vaya ese es mi caso!
Eva,
El punto fuerte «sacrificado» existe, claro. Es el caso de la modelo del video: que es buena modelo pero queda claro que no está motivada. Del enfoque me gusta la idea de que un punto fuerte puede ser también atractivo para nosotros. Y me parece estupendo que abramos el debate. Gracias por comentar!
Esas tres preguntas creo que sirven mas allá de los puntos fuertes, pueden ayudarnos a respondernos si ese es el camino que realmente queremos y debemos seguir. De hecho, son las que me plantee (formuladas de otra forma, pero vienen a ser lo mismo) y me plantearía para decidir una cuestión del tipo sigo por aquí o cambio de rumbo.
Me ha encantado tu post… As usual!
Vim agradecer sua generosidade em postar no meu blog, um comentário a respeito do meu post, onde cito seu interessante livro. sou graduada em administração de empresa com ênfase em Marketing, ministro um curso, num projeto como voluntária social, onde pude, colocar aquele post, para os alunos. Gostaria muito de comprar seu livro, traduzido em portugues.
suces$o e muchas gracias.
Ojalá se traduzca pronto! Muchas gracias