Las tres frases que se pasean por mi mente en estos días son:
“No sé por qué me meto en estos berenjenales. ¿Qué necesidad tengo de explicar una vivencia tan privada? ¿Y si no se entiende bien?”
Este sonsonete está provocado por la publicación inminente de Vive 50, mi próximo libro. Vayamos por partes. Estoy encantada. Adoro la portada y me encanta la editorial pero… Hay un pero. Una parte de mí se resiste a la publicación y a la promoción como gato panza arriba.
Esta resistencia es en realidad un mecanismo de defensa, con el que nuestro cerebro reptiliano quiere protegernos de riesgos percibidos. En mi caso, intuyo que quiere “pre-protegerme” de posibles críticas. Ese es mi dragón particular.
Escoge tu propio dragón
Cada persona se enfrenta a su propia forma de resistencia. Pienso en un colega que huye de su propia grandeza refriendo ideas ajenas en vez de atreverse a exponer las suyas. Al hacerlo, se empequeñece: pierde él y con él, todos.
La resistencia es el pan de cada día para los escritores y en general para cualquiera que opere en la nueva economía, donde los trabajadores estamos más solos y más expuestos. La resistencia camina de la mano de la visibilidad.
El escritor Steven Pressfield escribió en su imprescindible The War of Art lo siguiente: “En el campo del ego se encuentran un caballero y un dragón. El caballero eres tú. El dragón es la resistencia. Es necesario librar la batalla cada día”.
Síntomas
He ampliado este listado dirigido especialmente a los escritores. En realidad basta con sustituir “libro” por “ proyecto”, ya sea montar tu empresa o terminar el master. Las formas de resistencia son universales:
- No tienes tiempo que dedicar a tu proyecto.
- Siempre encuentras una excusa o explicación para tal imposibilidad.
- Esperas que sean los demás quienes te señalen cómo proceder.
- Cada vez que comienzas un proyecto, surgen otras posibilidades y te distraes.
- No terminas los proyectos que comienzas.
- Dedicas un tiempo excesivo a la “preparación” (documentación, compra de materiales) y no avanzas en la ejecución.
- A menudo hablas de tus ideas en lugar de desarrollarlas.
- Crees que tus ideas no son buenas ni originales y que por tanto es mejor usar las ajenas.
- Te rodeas de personas que te desaniman o critican, reforzando así tu creencia de que no vale la pena el intento.
Soluciones
Al final, la manera de hacer frente a la resistencia es… esperar. Espera exactamente 9 segundos, que son los que tarda el cerebro reptiliano en entender que la amenaza no es tal. Me lo recomendó mi terapeuta y … ¡funciona!
Pasados los nueve segundos críticos, te pones en marcha. Actúa. Realiza la acción más pequeña posible que te acerque al objetivo. Da igual que te parezca una minucia: cuánto más pequeña, menos fricción. Lo importante es ponerse en marcha.
Si tu resistencia adopta la forma de “no tengo tiempo”, dedícate tres horas y ven a la 2ª edición del Taller de escritura para Mujeres muy ocupadas el próximo 1 de octubre. Lo convocamos en sábado precisamente para favorecer la participación. Tienes margen de sobra para organizarte. ¿A qué esperas? La acción más pequeña que puedes realizar ahora es hacer clic en este enlace.
¿Cuál es tu truco para vencer a la resistencia? Gracias por compartirlo en los comentarios.
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Totalmente identificada con las resistencias! cada día es un dragón o varios los que se me cruzan por el camino, me tranquiliza verlas expuestas de manera tan natural en tu listado. Aplicaré la fórmula de los 9 segundos… quizás sean 15…
Lelés, es verdad: hay días en los que en vez de un dragón, te encuentras con un desfile de dragones. También esto pasará. Gracias por salir y comentar 🙂
Te sigo desde hace un tiempo ya y me he leído un par de libros tuyos. Me gustan todos tus posts y, encima, hoy, nombras en tu comentario anterior el título del libro de Milena Busquets que ha conseguido que escupa todos los demonios que tengo dentro.
Y así, de vez en cuando, un artículo tuyo me hace saltar de la silla.
Este es el caso de hoy! No he identificado a mis dragones aún pero los tengo (y cómo que los tengo!). Estoy enzarzada en un proyecto en línea desde hace meses y aún no ha visto la luz. Falta de tiempo? Resistencia? Inseguridad? Problemas añadidos? De todo!
No tengo 50 pero me apetece leer tu nuevo libro (cuando encuentre un rato para ello!).
Gracias Neus por estar ahí entre bastidores!
Miriam: un mensaje como el tuyo fumiga los dragones en un plisplas. Gracias!
Resistencies, cada dia…moltes!
Com be dius és fer un pas endavant i fluir. Sent directa i natural. Tal i com ets. Felicitats per l’atreviment, Neus! Segur que serà tot un èxit
Avanti, Montse!
Estimada Neus: Muy interesante tu artículo de hoy, saludos
La primera vez que tuve consciencia de mis dragones fue en el instituto. Cómo me costaba estudiar aquellas asignaturas que corría peligro de suspender. Afortunadamente decidí que eran justamente las primeras que me tenía que sacar de encima. La idea de que me acompañaran más de los imprescindible me resultaba demasiado insoportable.
Desde entonces, los dragones no han dejado de aparecer. Hoy me he levantado decidida a luchar contra el último.
¡A por él! Ánimos, Rosa, y gracias por compartir tu experiencia.