“He venido a traer una sandía”

A veces nos encontramos en situaciones incómodas. De repente todo el mundo nos mira y no sabemos qué decir, qué pintamos allí. Nos han pasado la palabra y nos hemos quedado en blanco. Hemos confundido el nombre de la persona más importante en el evento. Nos ofrecemos a pagar la cuenta y no llevamos dinero encima…

En estas situaciones nos enfrentamos a lo que la periodista Carmen Mañana denominó, en un post vintage suyo muy logrado, el “momento sandía”: «un momento embarazoso y terriblemente humillante en el que te sientes estúpido y sabes a ciencia cierta que los que te rodean están convencidos de que eres gilipollas (y con razón); te caes mal a ti mismo y quieres irte a vivir a un convento con voto de silencio y sin agua caliente en Siberia o Tierra de Fuego”.

watermelon La expresión procede de la película Dirty Dancing y más en concreto de la escena en la que Baby se cuela en la zona reservada al servicio. Allí se da de bruces con una fiesta animada por bailes muy dirty. Cuando Johnny le pregunta qué hace una chica cómo ella en un sitio como ese, responde, como una idiota:  “He venido a traer una sandía”. La contraposición entre el melón y el lío montado es superior y ella se siente totalmente inadecuada. La escena es tan especial que en el pase “Sing along” en Barcelona, la destacan, con todos los asistentes levantando una sandía de plástico al oír la mítica frase. Ahí fue cuando me puse a pensar en el tema.

Creo que todos nos podemos identificar con meteduras de pata como esas. Situaciones y ocasiones en los que nos han pillado en falso y no nos hemos explicado adecuadamente. En momentos así, sólo se me ocurren dos cosas:

  • Respirar para centrarse.
  • Dedicar un minuto -¡uno solo!- a la conmiseración: “soy un/a inútil, ¿cómo se me ha ocurrido…?”.
  • Transcurrido el minuto, proseguir.

bob-skirts-trousers-the-jane-i-carried-a-watermelon-skirt-50s-swing-2Quien peor lo pasa eres tú. Los demás no están permanentemente pendientes de nosotros.  La solución requiere que soltemos la sandía, en vez de darle vueltas a la incidencia una y otra vez.  Podemos preguntarnos cómo aprovechar la experiencia (transformándola en una falda, por ejemplo).

Si quieres liberarte de alguna sandía pretérita y/o compartir tu opinión, te animo a escribir un comentario.

También te invito desde ya mismo a la fiesta de presentación de Vive cincuenta. Cambiar de vida sin cambiar de barrio, que celebraremos con la editorial Comanegra en Barcelona el jueves 13 de octubre. Seguiremos informando a vuelta de vacaciones.

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4 comentarios en ““He venido a traer una sandía””

  1. L’opció de respirar crec que és la que millor funciona en el mateix moment i tb al deixar anar la síndria, tot i que a vegades se’n queda una mica enganxanda a lesberlar-se.
    Gràcies per la nota.

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