El poder de la felicitación

El poder de la felicitaciónAyer me desperté con  un correo personal muy agradable,  en el que un lector me felicitaba. Que un libro sea tan bien recibido que su lector se tome la molestia de decírtelo es muy reconfortante. Podría resultar adictivo incluso.

El mensaje me ha puesto a pensar sobre las felicitaciones y he llegado a esta conclusión. Sólo hay una cosa mejor: felicitar tú.

No hablo de “quedar bien”. Hablo de conocimiento interior, en plan práctico: del que sirve para ordenarnos y ordenar nuestra visibilidad.

Si te paras a pensar, felicitar sinceramente a otra persona requiere una toma de posición. La felicitamos porque:

–          Nos ha sorprendido gratamente

–          Hemos aprendido una cosa nueva

–          Nos ha solucionado un problema

–          Nos ha consolado

–          …

Para felicitar a otra persona hemos detectado previamente su mérito.

Felicitar es reconocer  el valor de otro. Por tanto, felicitar es reconocerse. Como señala de  forma muy clara la Dra. Maria Nemeth: “No es por casualidad que admiramos a otra persona. Dicha persona posee determinadas cualidades que resuenan en nosotros y que dicen tanto de nosotros como de ella”.  Sólo podemos reconocer los valores que nosotros mismos poseemos.  Si no tienes un determinado valor, no puedes verlo en el otro. No lo reconoces y no le podrás felicitar.

Al reconocer el mérito de otra persona estás contribuyendo a su visibilidad, reforzando su confianza y apoyando su talento. Sólo por esto ya vale la pena felicitarle, como señal de respeto y de agradecimiento. Pero es que además al felicitar a una persona estás reconociendo en ella los valores que te definen a ti.  Su mérito forma parte de tu visión del mundo.

La próxima vez que realices un ejercicio de introspección para posicionar tu marca (en este libro te propongo algunos) y te preguntes cuáles son tus valores, piensa en a quién felicitarías y por qué. Y escucha con atención tu propia respuesta. NB: Y, ya puestos, ¡felicítale!

PD: La imagen procede de este pin.

 

 

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10 comentarios en “El poder de la felicitación”

  1. ¡Felicidades,Neus!

    Ya hace tiempo que admiro tu trayectoria y considero que tu blog es muy útil; práctico sin dejar de lado la reflexión.

    Precisamente el razonamiento que haces en el post de hoy sobre méritos y visión del mundo, lo encuentro muy interesante, porque todavía no lo había pensado con tanta claridad.

    Enhorabuena y muchas gracias!

    Raquel

  2. Ana Maria Seghesso

    Querida Neus,

    ¡Gracias por el post tan sugestivo!
    El razonamiento de hoy se puede considerar filosófico y me encanta cómo lo has detallado.

    Efectivamente una felicitación, congratulación o cumplido que sea es una aprobación a lo que el otro exterioriza y con lo que sentimos afinidad. Sin embargo, no es descontado que la persona que experimenta admiración o respeto por otra lo declare, el motivo suele ser una falta de participación afectiva en la realidad que afecta a otra.

    La falta de empatía suele ser bastante común por lo que no obstante ser reconocido el mérito de alguien o algo, se lo ignora, se lo minimiza.
    Es una reacción condicionada que muchos tienen, por lo que personalmente, no espero milagros de conversión.

    Un abrazo,
    Ana María

    1. «milagros de conversión»… Qué gran expresión, Ana María. Cierto que el reconocimiento requiere empatía. Gracias por comentar

  3. José Manuel Sosa

    Estimada Neus:
    Aunque no te conozco personalmente, me gustaría, me inspiras y creo que esto es bueno.
    En cuanto a felicitar, estoy de acuerdo, hay que reconocer los méritos de otras personas, creo que también, de alguna manera nos conforta y nos anima. Por eso desde aquí quiero felicitar a mi profesora de Gestión Comercial (Eva Padilla) (que lo haré personalmente) por la implicación tanto profesional como emocional, su saber hacer, sacar de nosotros mismos lo mejor, en fin Gracias por tu dedicación, he aprendido mucho con tu enseñanza y sabiduría.
    Animo a felicitar.
    Gracias Neus.

  4. Totalment d’acord en felicitar pels valors, pels mèrits, per la trajectòria personal, però mai podem oblidar felicitar per una celebració, per un acudit, per ser tendre,per un somriure.
    Són més sinceres quan hi barregem emocions??
    Gràcies Neus.

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