En la lucha por ser visibles, echamos mano de todos los formatos a nuestro alcance. Tuiteamos, publicamos fotos en Instagram, alimentamos un blog. Se abre paso con fuerza la opción y el deseo de escribir un libro: lo comenté en el último Personal Branding Lab Day.
Para que una propuesta sea visible podemos seguir diversos caminos: ser activo en una (o varias) redes sociales o escribir un libro sobre el tema. Las dos opciones no son excluyentes, pero son diferentes.
Las redes sociales son un parpadeo: una luz ilumina tu mensaje o tu marca por un instante apenas, antes de fundirse en negro sobre un mar de tuits. Lo que hacemos entonces es insistir, una y otra vez, en la confianza de que a base de repetirnos transformaremos ese instante en un parpadeo estroboscópico, como si estuviésemos en una discoteca: nuestros usuarios entrevén el título de nuestra conferencia o nuestro mensaje y reciben un impacto. A base de repetición, nos garantizamos que “les suene”: que les suene nuestro nombre o nuestra marca. Transmitimos un mensaje a base de mucha repetición y poca profundidad.
Los libros funcionan al revés: el formato nos permite abordar un tema de forma intensiva. Podemos encadenar argumentos, interpelar al lector, proponer nuevos métodos y citar el trabajo de otros colegas. En los libros, el mensaje se trasmite a base a mucha profundidad y poca repetición. En la maravillosa metáfora de Anne Lamott, los libros son como faros: “Los faros no corren de un lado a otro de la isla, en busca de barcos a los que salvar. Permanecen inmóviles y hacen brillar su luz”.
Las redes sociales parpadean y los libros son como faros. Ambos formatos son útiles si adecuamos el contenido a las especificidades de cada uno de ellos. Esto es lo que quería compartir hoy, aquí y con mis alumnos en el Postgrado de Librería, con quienes tengo el gusto de estar esta semana.
PD: Si quieres publicar pero no sabes cómo, este breve curso te puede ser útil.
PDD: La imagen procede de este pin.
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Digamos que las redes sociales es el opio que te permite colocarte pero que no te va a dar las respuestas necesarias ni las herramientas fundamentales para llegar a donde quieres llegar.
Claro que lo anterior solo es cierto si quieres dejar marca y y si tu objetivo es tener tus quince minutos de fama, funcionan… de aquella manera.
La metáfora del libro y del faro es preciosa además de muy cierta. Aunque en los tiempos que estamos, saturados de información, pronto serán también otro parpadeo.
Totalmente de acuerdop con Eva. Una gran metáfora.