Office Party: Hablemos de las cenas de empresa

Office PartyUna de las tradiciones navideñas que más me llama la atención y sobre la que menos se ha escrito son las cenas de empresa.

Al acercarse las fiestas resulta ineludible celebrar con los compañeros el fin del año con un jolgorio que a menudo acaba en sorpresa, pública o privada. Por una noche dejamos atrás la máscara profesional y nos mostramos más humanos -y por tanto más vulnerables. Y lo hacemos casi a nuestro pesar. Salimos de casa pensando «tengo que controlarme, no me desmadraré». Pero cada año, sin remedio, alguien no cumple su propósito. Cada año nos vamos «a tomar la última copita» y, a poco que se tercie, se monta una conga al son de los espantasuegras. La contable (o el director comercial o el chico del almacén) se desmelena y acaba cantando «I will survive» de Gloria Gaynor. Y existen muchas posibilidades de que se forme una pareja clandestina, alentada por la fiesta y por la cercanía que da trabajar, día si, día también, junto a las mismas personas.

A la cena de empresa le veo muchas posibilidades literarias, por los personajes que agrupa y los escenarios en las que se celebra, por las tensiones que afloran y los deseos ocultos que, por una vez, no lo son tanto. De ahí surge mi proyecto actual: un cuento moderno de Navidad ambientado en una Office Party. Se llama precisamente así – Office Party– y aquí os dejo la portada.  Más información próximamente.

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5 comentarios en “Office Party: Hablemos de las cenas de empresa”

  1. Me encanta tu nueva propuesta. El entorno oficinesco siempre me ha parecido un filón de posibilidades narrativas, tanto dramáticas como cómicas (yo suelo nutrirme a menudo del mismo, entre otras cosas porque lo vivo en mis carnes y mis entretelas). Los arquetipos y escenarios típicos de este mundillo (y la cena de Navidad es uno de los más representativos) componen para mí una especie de submitología doméstica imprescindible para describir estos tiempos que vivimos.
    Me pongo en la lista de espera desde ya…

  2. Un proyecto interesante. La fiestas de Navidad de las empresas siempre me han sorprendido por la forma en lo que todo lo que parecía estar en su lugar, en su cargo, acaba desencajado. Ocurren cosas como que jefe inaccesible acaba contándole sus desamores al becario en un after-hours y, lo más curioso, es como al día siguiente todo parece haber sido simplemente un sueño, y cada cual a su lugar durante otros 364 días.
    Me vienen a la cabeza genialidades como «El jefe de todo esto» de Lars Von Trier, o la serie «The office». Situaciones que parecen exageradas no lo son tanto, ya que al final parece que cualquier empresa puede funcionar como una representación de la sociedad a pequeña escala.
    Pinta bien, Y divertido. Mucha suerte.

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