A veces los deseos se cumplen (Historia de un pastel)
Éste ha sido el mejor día de Sant Jordi de mi vida. ¡Me siento como si hubiera ganado el Óscar en todas las categorías!
Estuve muy acompañada en las firmas, tanto que mi editorial y yo misma no salíamos de nuestro asombro. La velocidad de crucero fue de ejemplar firmado cada tres minutos. Y tengo pruebas: aquí la entrevista televisada por España en directo (min. 98).
Podría contar mil anécdotas. He escogido la más surrealista. Va por todas las personas que hicieron posible un día excepcional: mi familia, los lectores y lectoras, los amigos de Facebook, muchos bloggers, mi agente, el equipo de Martínez Roca, mis compañeros autores (como se verá, encantadores), los comerciales de El Corte Inglés… y un pastelero. Érase una vez…
A las 19.30 estaba firmando en el Corte Inglés de Meridiana cuando sonó el móvil. Era mi hermana Olga, diciendome que estaba viendo «mi pastel». Olga es conocida en la familia por su sentido del humor, yo estaba nerviosa, le dije que no podía atenderla y colgué.
A los tres minutos me mandó un SMS con una foto: ¡»Una mujer como tú» se había convertido en una tarta! Me quedé helada y en cuanto pude, la llamé. Paseando por la Rambla Catalunya, Olga había visto el «libro comestible» en el escaparate de Casa Vives. Me dio los datos. No supe qué pensar.
Comenté la noticia con Fermín Bocos, periodista de raza y compañero de firmas. Me miró y dijo: «Eso hay que verlo. ¡Vamos a por el pastel». Acabamos las firmas en punto y salimos a la carrera en un taxi al centro. En él íbamos Fermín, la impagable Laura Fernández, responsable de prensa de la editorial, y el gran Martín Piñol, que asumió como propia la tarea de cortar el tráfico de la confluencia de Rbla Catalunya con Aragon para que pudieramos cruzar la calle antes de que el establecimiento cerrara.
Las dependientas no salían de su asombro cuando les dije que era la autora del libro, que no de la tarta, aunque ésta última es una reproducción perfecta, con marcapáginas incluído. ¡Me entraron ganas de firmarlo también! La responsable de esta pastelería familiar contó que la elección y confección había sido cosa de su hermano Joan, a quien desde aquí agradezco su trabajo.
Nos fuimos con el pastel al hotel, donde Sr. Buebo, autor colega y friki supremo, lo inmortalizó, para asegurar documento gráfico, mientras Màxim Huerta, el compañero que todo autor de St Jordi quisiera tener, no salía de su asombro. «Una mujer como tú» se convirtió así en el pastel más fotografiado del Día del libro.
Hoy me preparo para volver a la normalidad. La normalidad es escribir, no publicar. Y el ánimo me lo dan los lectores que se interesaron por la tercera parte de la trilogía iniciada con Un hombre de pago y en la que ya estoy trabajando. Pero antes y como recordatorio dejo anotada aquí, para mí misma y para otros, la convicción de que a veces los deseos se cumplen. Como ayer.
Muchas gracias a tod@s.
PD: Son las 15.40. Acabamos de «cortar» la tarta…. para descubrir que en realidad se trata de una caja de bombones íntegramente realizada en chocolate. He agotado mi capacidad de sorpresa.
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