Con el ebook parece llegar la revolución editorial, el nuevo libro, el nuevo lector. Pero, ¿de verdad es nuevo? ¿Vamos a leer distinto? ¿Vamos a escribir distinto?
Desde agosto de 2008 leo en Kindle . No leo siempre ni todo en formato electrónico, porque me he dado cuenta de que el dispositivo modifica mi experiencia lectora. Un reader es, en el fondo, una pantalla. Y los usuarios, frente a una pantalla, no leemos: escaneamos. Por lo tanto, la velocidad aumenta porque el ojo busca pistas en el texto que le ayuden a la comprensión global del mensaje.
¿Y cómo es el texto que leo? Respuesta: es texto, no hipertexto. Es decir, está escrito en modo secuencial (introducción-desarrollo-conclusión) y no puede navegarse. Leer un ebook hoy, en su actual formato textual, es una experiencia que podemos denominar «low cost». Tiene ventajas (precios más bajos, portabilidad, facilidad de almacenamiento) e inconvenientes (fatiga ocular, por mucho que la pantalla sea de resolución alta, «dispersión mental»).
Personalmente apuesto porque, en el futuro, un mismo libro podrá leerse de formas distintas:
– Como «ebook plano», en formato texto. Versión económica a precio bajo o cero.
– Como «ebook enriquecido», en formato hipertexto, con enlaces y audio/video. Sería el equivalente a la «versión anotada». A precio premium.
-De forma fragmentada (compra de capítulos o actualizaciones sueltas).
-En papel.
Cada formato determinará una experiencia lectora y será el usuario quien decidirá, título a título, cómo quiere que sea su lectura personal de esa obra concreta.
A los escritores, este abanico de posibilidades nos llevará a redactar de otra manera en el caso de que queramos que nuestra obra sea susceptible de leerse en hipertexto. Del mismo modo que para redactar un texto on-line existen determinadas pautas (me he ocupado de ellas aquí), esas pautas se aplicarán a la ficción o al ensayo. ¿De igual manera? Quizás no. ¿Todos y todo en hipertexto? No creo: el video puede aportar más a un libro de cocina que a una novela.
Entramos en una época de prueba y error y, espero, de nuevas complicidades entre autores y lectores, en búsqueda de esa experiencia compartida en que se sustentan la escritura y la lectura.
Suscríbete y haz que tu talento sea más visible.
Me parece que el juicio que nos merecerá la e-lectura estará en funcion de las caracteristicas del aparatito en cuestion.
No tiene mucho sentido reclamar a la e-lectura las percepciones y ritos que nos aportaba e imponia el papel, pero cabe la razonable seguridad de que el refinamiento tecnico los proporcionará si así lo deseamos.
Basta pensar en una superficie que permita leer y escribir practicamente como en el papel y automaticamente tenemos algo que lo supera con creces ya que le acompañan las propiedades de lo digital.
En cuanto a si se podrán gestionar los contenidos de lectura de modo similar a como ha venido haciendose mediante el papel, la respuesta es un rotundo no, salvo si se cambian todos los aparatos digitales actuales y se le da la vuelta como a un calcetin a internet, configurando uno y otro asunto a la medida y condiciones deseables para los gestores de contenidos, o sea algo asi como convertir todos los cacharros y modalidades de acceso en algo como lo que representa el Kindle.
¿Y cómo afectará a las generaciones más jóvenes todo este cambio tecnológico?
A propósito del interesante post de Neus, aprovecho la ocasión para informaros de la próxima celebración de la jornada técnica organizada por ANELE («La transformación de los hábitos de lectura y escritura: el impacto de las nuevas aplicaciones disponibles en los centros educativos»), el próximo 28 de octubre.
Tenéis todos los datos en: http://www.anele.org/pdf/090925-jornadatecnica.pdf
Interesantisimo el asunto de la influencia de la informatica en los habitos de lectura y escritura.
Conjeturo que la introduccion de la informatica en las aulas, no como mera asignatura periferica sino como herramienta cotidiana, va a tener una muy importante repercusion cuanto menos en lo que atañe al habito de escritura.
A lo que parece, la informatizacion de las aulas supondrá la entrega de un pequeño ordenador portatil a cada alumno y por supuesto a cada profesor. La primera y mas evidente consecuencia será la casi desaparicion de la comunicacion mediante papeles manuscritos. La comunicacion entre el alumnado y el profesorado tenderá a ser casi exclusivamente digital, esto es vehiculada a traves del teclado y la pantalla.
La escritura manuscrita casi va a desaparecer.
Un poco distinto seria si en vez de todo un ordenador se entregara al alumnado una tableta tactil. En tal caso cabria dos opciones:
a) trabajar con la tableta tactil como mero sustituto del papel pero sin pretender que la escritura manuscrita sea procesada de modo que se convierta lo trazado en letra cursiva en su equivalente tecleado.
b) propiciar la escritura manuscrita sobre la tableta, pero recurriendo a letras mayusculas mas o menos separadas entre si al objeto de que un programa transforme dicha escritura en el su equivalente tecleado con un indice de acierto aceptable.
En ambos casos la agilidad y fiabilidad de la comunicacion digital será mas lenta e incierta ya que el teclado es el intermediario nativo para la interaccion digital.
En cualquier caso, los pequeños ordenadores portatiles van a ser una continua fuente de problemas de hardware, software, usos inapropiados e invasion de programas de indole no academica e incluso viricos.
En cuanto a la lectura. Sucederá que la pantalla LCD y retroiluminada no es lo mas apropiado para la lectura atenta y sostenida, de ahí todo el runrun actual en torno a los dispositivos de tinta electronica.
Probablemente el util digital escolar ideal para el aula sea la tableta tactil de tinta electronica, pero su definitiva maduracion y puesta en produccion masiva parece que está a unos años vista y sin embargo la digitalizacion de las aulas comienza ya mismo mediante un dispositivo con teclado.
En consecuencia la digitalizacion escolar alternará el papel y el ordenador, siendo este ultimo un mero complemento audiovisual, asi como una excelente herramieta para la realizacion de pruebas de evaluacion rapidas tipo test, o incluso la elaboracion y gestion de trabajos escolares que con no poca frecuencia requeriran su preimpresion, salvo si el profesorado recibe un dispotisivo de tinta electronica con el que proceder a su lectura.
Creo que nada sustituirá al libro impreso. La experiencia de pasar páginas, ir hacia atrás, revisarlas, garabatear con un lápiz en los márgenes (sí, reconozco que también lo estoy haciendo en tu libro «Marketing para Escritores»… sorry).
Re. tu libro, he de decirte sin exagerar que llevo sólo 30 páginas y es la lectura que más me ha inspirado en esta tormentosa carrera por ver mi libro/s en una librería.
Espero que tu conferencia en Madrid fuera fantástica, seguro que nos conoceremos en otra ocasión.
@Javier: ¡garabatea tranquilo! Un libro subrayado es un libro vivido. Por mí, encantada. Y gracias por el aprecio.