Y tú, ¿qué marca eres?

Multiformato

A partir de hoy, tanto Y tú, ¿qué marca eres? como Visibilidad, obras de las que soy autora y coautora respectivamente, están disponibles para iPhone y iTouch en iTunes. Como si fueran una canción, vamos. La iniciativa (LibrosParaiPhone) es de Gestión 2000 /Alienta, los sellos que las publicaron en papel.

Una mujer como tú, mi segunda novela, está también disponible como  ebook para el lector Kindle de Amazon (y, desde allí, para iPhone) y en formato abierto (vía Smashwords y Todoebook – en pruebas). La iniciativa en este caso es de una servidora.  La novela anterior y primera parte de la trilogía, Un hombre de pago, saldrá pronto en edición digital.

¿Qué supone el panorama multiformato para el autor? Por un lado y en primer lugar, la posibilidad de llegar a más lectores, ofreciendo su obra en distintos soportes para que sea cada lector quien elija cómo la quiere leer, si en papel o en pantalla y, en ese segundo caso, en qué pantalla: en la del ordenador, la del reader, en la del móvil…. Por otro, más complejidad, en la gestión administrativa de los acuerdos de edición y, en el caso de la autoedición, en la gestión técnica de la publicación.

La pregunta clave, claro, es a dónde nos lleva todo esto: si nos lleva más lejos como autores o si nos exige nuevas capacidades, más allá de escribir, que es la que se nos supone.

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Emprendedores somos todos – y todas

Hoy todo profesional es «emprendedor de sí mismo», ya trabaje por cuenta propia o ajena. Todos tenemos alguien a quien convencer y para ello, antes, es necesario diferenciarse y posicionarse.

Entiendo por emprendedor/a aquella persona que tiene una idea, que quiere convertirla en realidad, para lo cual debe contar con recursos propios y ajenos. Si damos por válida esta definición, todos somos emprendedores: nuestros proyectos raramente se realizan en solitario en su totalidad y necesitamos complicidades externas para sacarlos adelante.

Un ejemplo que conozco bien: los autores. Un autor que quiera ser leído debe convencer a muchas personas para que «inviertan» en él/ella. Al agente, para que le represente, al editor para que le publique y -ya sea publicado o autopublicado- al lector para que adquiera su libro o se lo descargue. Por suerte hoy podemos ser autores 2.0 (más sobre el tema en la videoentrevista de Escritordeoficio y en la que la revista Literata publica este mes, p. 11).

Al mismo reto se enfrenta un asalariado, quien tiene que convencer a sus compañeros de equipo, jefes o subordinados para que colaboren en la consecución de sus objetivos.

En ambos casos disponer de una marca personal definida es un buen punto de partida. Del tema me he ocupado en Y tú, ¿qué marca eres? y se ha ocupado el dossier de la revista Emprendedores que sale hoy. Allí me encuentras, compartiendo página con mi colega Andrés Pérez.

Por cierto, el hecho de que sea yo la única mujer que aparece en el reportaje no debería significar que las mujeres profesionales también no puedan y deban crear sus propias estrategias de visibilidad.  Al contrario.

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Marca persona: La gratuidad como estrategia

La economía «freemium» no termina de convencerme: las marcas, en especial las de gran consumo, nos han habituado tanto al regalo que este hábito ha desdibujado, quizás para siempre, la relación entre esfuerzo y reconocimiento. Pero de poco sirve llorar sobre la leche derramada. ¿Podemos aprovechar el auge de la gratuidad de forma positiva?

Raj Setty, emprendedor, inversor, autor y conferenciante sobre marca personal ha publicado en el blog de otro guru, Tom Peters , una reflexión provocadora. Setty nos anima a regalar nuestro mejor trabajo a cambio de visibilidad. Según el autor, si ofrecemos nuestra creación sin cobrar a cambio, es más sencillo obtener feedback de otros, podemos lograr notoriedad y expandir nuestro mensaje de forma más rápida, captar «cuota de atención»… así hasta un total de 10 beneficios.

Que nuestra marca personal capte la atención de nuestro público objetivo es un reto. El otro reto es buscar, después, un modelo de negocio que permita obtener ingresos. Este debate está lejos de cerrarse y merece que intentemos, por prueba y error, encontrar el propio camino.

Sobre marca personal y búsqueda de empleo hablaré este jueves en Cadiz, en las II Jornadas Andaluzas de Orientación Profesional

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Michelle Obama, de la marca al icono

El valor como marca del Presidente Obama ha sido diseccionado en numerosos artículos (Cristina Aced los ha recopilado aquí). Yo quiero centrarme en Michelle, su mujer. Si entendemos que nuestra «marca personal» es la promesa de valor que nos posiciona y diferencia, ¿qué podemos decir de la nueva First Lady

Las manifestaciones públicas de Michelle Obama apuntan a una mujer profesional que ha apostado por una «maternidad profesional». Me explico. En su época como abogada fue tutora de Barack Obama (ergo, mandaba más que el entonces becario). Durante la campaña electoral solició excedencia (nótese que en su salario era superior al de su marido), para poder cuidar de sus hijas y participar en la propia campaña.  El hoy Presidente ha reconocido que sin el apoyo de su esposa no se hubiera presentado y ella ha reconocido que le puso condiciones. Pactaron las reglas del juego. Y ella ha afirmado públicamente que, en la Casa Blanca, se dedicará a ser «madre en jefe» e intentará normalizar una vida familiar que por fuerza debe rozar el surrealismo.

¿Cuál es el mensaje? ¿Estamos ante la gran mujer detrás del gran hombre? ¿Estamos, con Michelle, más cerca o más lejos de que una mujer sea presidenta de los EEUU? ¿Ganará adeptas el quedarse en casa?

Confieso que Michelle Obama me cae bien. Es una mujer con una imagen fuerte. Es alta (pero no se encoge, como otras primeras damas cercanas). La Sra. Obama no habrá pasado nunca desapercibida, ni por raza ni por altura. Y esta mujer, el pasado martes día 20 de enero, se levantó sabiendo que al acostarse, dejaría de ser una marca personal para convertirse en icono, sabiendo que en el momento que su esposo jurara, los libros (y/o webs) de Historia la inmortalizarían: primer presidente afroamericano en la Casa Blanca. Primera familia negra. First Lady más joven de la historia.

Algunas de mis amigas andan revueltas con el vestuario que lució: ¿era adecuado el abrigo? ¿Demasiado «de boda» el vestido de gala?  Por mi parte, si algun día me tocara levantarme y pensar «Hoy voy a pasar a la Historia: ¿qué me pongo?», me paralizaría el miedo. No debe ser nada fácil abandonar la normalidad (presunta o real) para entrar en el mito, cargando con las esperanzas de tantos, de quienes apoyan hoy, de quienes lucharon por los derechos civiles. Le deseo mucha suerte y espero que el icono no ahogue a la mujer.

 

 

 

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Estas Navidades, regálate un Manifesto

Se acerca el 10º aniversario de la publicación del Cluetrain Manifesto , uno de los documentos fundacionales de la nueva economía.

En 1999, cuatro tecnólogos discutieron sobre el modo cómo las NT iban a impactar la empresa y la sociedad. Los autores decidieron emular a Lutero quien, en 1517, inició el cisma protestante al publicar sus «95 Tesis sobre el Poder y la Eficacia de las Indulgencias» en la puerta de la iglesia de Wittenberg. Ellos publicaron también 95 tesis en otra «puerta»: en Internet.

Ésta es la primera y fundamental: «Los mercados son conversaciones«. De ella se derivan unas reflexiones escritas en tono cercano y agudo, a veces visionario, sobre los cambios que la Red provoca en las empresas y en los profesionales.

Para celebrar la efemérides y coincidiendo con el lanzamiento de su nueva librería on-line, la editorial Deusto ofrece a los usuarios la posibilidad de adquirir un ejemplar de la versión íntegra del Cluetrain Manifesto al precio simbólico de un céntimo. Los gastos de envío no se cobran si el usuario adquiere otro libro distinto (la librería acoge los sellos Gestión 2000, Deusto y Alienta).

Me parece una iniciativa excelente y no sólo porque se trate de mi editorial (Alienta es el sello que ha publicado Y tú, ¿qué marca eres? ), sino porque supone un intento real de abrir la librería recurriendo a la oferta de contenidos gratuitos. Espero que cuando salga mi próximo libro (en coautoría y en abril, informaremos desde aquí), podamos realizar alguna operación similar.

Los autores del Manifesto se mostraron abiertamiente contrarios a la posteridad: «¿CLUETRAIN se convertirá en una moda a seguir por todos? No, si podemos evitarlo (…) No montemos otro maldito club. Lo único digno que puede hacerse con el CLUETRAIN es enterrarlo ahora, mientras estemos a tiempo, antes de que empiece a oler a filosófía de gestión» (p. 202-203). Sólo aquí el tiempo les ha llevado la contraria y hoy este documento, que mantiene gran parte de su vigencia, continua siendo una lectura clave para entender cómo ha cambiado la vida -nuestra vida.

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Marca personal: Cómo convertirse en la opción preferente, de Andrés Pérez

El título de este post es el del último libro de Marca personal que ha caído en mis manos, por cortesía de su autor, mi colega Andrés Pérez.

Andrés y yo empezamos a conversar sobre Marca y Marketing personal por allá el año 2005.  Para ambos fue un alivio saber que otro profesional se interesaba sobre este tema y que podíamos compartir inquietudes y oportunidades, en un esfuerzo común por presentar la Marca personal como una opción estratégica de posicionamiento individual.

Andrés ha trabajado el tema con detalle hasta destilar su propio método ADN de marca personal: Análisis/Diferenciación/Notoriedad. El método se describe en el libro, que te recomiendo, pero antes Andrés realiza una sólida presentación del concepto de marca personal, de sus orígenes. Argumenta por qué en una situación económica como la actual todos, asalariados y empleados por cuenta propia, debemos definir y proyectar el propio posicionamiento. Se acabaron los años dorados de jubilaciones con relojes de oro: hoy la seguridad laboral es una entelequia y sólo conociendo el propio valor podremos negociar en las mejores condiciones.

Del libro de Andrés me interesa en especial una faceta: el impulso de la marca personal desde el Departamento de Recursos humanos de una empresa. Andrés es crítico con determinados libros de gestión -«absurdas historias sobre quesos, hadas y brújulas» (pag. 56).  A éstos contrapone su visión de los profesionales en la empresa como eje central de la actividad de la misma,  desde una perspectiva 100% humanista que permea todo el libro.

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Google no es gratis

Ayer a las 19.30 h me puse en pie y, en una aula llena hasta la bandera, expuse durante una hora y a velocidad de crucero mis reflexiones sobre marca personal e identidad digital. Organizaba el evento la Asociación de Antiguos Alumnos del IDEC- Universitat Pompeu Fabra.

La mayoría de los AA eran más jovenes que yo (?!) y tenían experiencia en primera persona de conceptos como redes sociales o «googleizar». Lo que no tenían -lo que no tenemos, en general- es conciencia de la huella digital que dejamos al interactuar en la Red.  Esa es la parte de mi intervención que genera siempre más sorpresa y mayor debate. Después de todo, estamos acostumbrados a vivir en el mundo feliz de Google (insertese aquí el nombre de la plataforma o herramienta free que se desee) donde las interacciones son fáciles y gratuitas.

¿Gratuitas? Ha llegado el momento de entender la información (especialmente la personal) como moneda de cambio. El trueque es éste: el usuario proporciona información. Por información entiendo: datos personales, empleo de determinadas expresiones de búsqueda, enlace a otra página, interacción con otro usuario… A cambio, tiene acceso a herramientas sin coste para él. La plataforma consigue estos datos y los revende a los anunciantes. Si nosotros somos la principal fuente de información sobre nosotros mismos (Anil Dash, SixApart), somos también responsables de cómo la compartimos.

Y compartirla, la compartimos con alegría. Me pregunto: si vas a una fiesta donde apenas conoces a nadie, ¿te animas a exponer tus creencias religiosas al primero que encuentras? Si en la presencialidad ni se te ocurre proporcionar ese dato, por íntimo, ¿por qué en Facebook sí?

El debate fue interesante y la asistencia siguió el ritmo infernal sin perder comba. Tuve ocasión de conocer en persona a Lola como mola, de saludar a algunos ex-alumnos míos y de documentarme para mi nueva novela (esto último, de estranjis). Y a las nueve, a casa, que para ser lunes no está mal.

PD: Y tú, ¿qué marca eres? ha sido seleccionado por Casa del Libro para su sección especial de libros sobre Marcas

 

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Marca personal: una buena definición

«La marca personal no es la venta de uno mismo. Todo lo contrario. Se trata de aprender a vender nuestro trabajo para no tener que vendernos nosotros».

La cita es de Andrés Pérez y su nuevo libro Marca personal, que en breve reseñaré en estas mismas páginas, y resume de forma magistral por qué los profesionales tenemos que ocuparnos de nuestro propio Marketing. Y no me refiero a los futbolistas, cocineros con estrella o arquitectos con Pritzker. Me refiero a nosotros.

De marca personal hablaré esta tarde a la Asociación de Antiguos Alumnos del IDEC UPF.

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Del colegio a Internet: historia de este web

Uno de mis proyectos para el 2008 era desarrollar mi sitio web personal. Mi presencia digital hasta ahora se repartía entre el web de mi empresa y el de Un hombre de pago, mi primera novela. Esta bipolaridad me encorsetaba y generaba confusión entre los lectores, para los que era imposible conectar una y otra Neus. De ahí la voluntad de crear un sitio personal en el que conversar: sobre libros, sobre Marketing, sobre la mujer hoy y sobre tantos otros temas que me gustaría plantear en abierto.

Los contenidos de mi web personal no eran especialmente complicados de organizar: se trataba de ordenar los diversos capítulos de mi vida. La dificultad se planteó a la hora de identificar una agencia de diseño que entendiera mi posición y la expresara gráficamente.

En esas estaba cuando, en marzo, Planeta de Agostini organizó la presentación de mi (por ahora) último libro de Marketing, Y tú, ¿qué marca eres? El tema tuvo poder de convocatoria, los medios se hiceron eco de la cita y la sala se llenó. Entre las caras conocidas, una que me resultó familiar: la de Núria.

Núria y yo fuimos compañeras de colegio, desde parvulario hasta COU. Allí nos perdimos la pista. Y no volvimos a vernos en ¡27! años. El reencuentro fue muy emotivo, el primero de una serie de encuentros para ponernos al día. Pues bien: Núria se dedica al diseño gráfico y está interesadísima por la web 2.0 y los nuevos medios sociales. Y hablando, hablando, llegamos a la conclusión de que su agencia era un buen socio para desarrollar este proyecto – Y así ha sido.

Moraleja: publicar tiene muchas ventajas añadidas. Los reencuentros felices son seguramente una de las mejores.

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700 firmas más tarde

firmar libros

Y tú, ¿qué marca eres? prepara la segunda edición. Para celebrarlo, además de indicar este hecho en la portada, la editorial me propuso una iniciativa que acepté por novedosa: firmar una parte de los ejemplares de la nueva tirada, como forma de personalizarlos.

Y así lo hice. Doy fe de que ayer, entre las 16.00 y las 18.20 h, comodamente instalada en las oficinas de la imprenta, firmé 700 ejemplares. Setecientos. Cuando vi la mesa con las pilas, pensé que la tarea era superior a mí. Decidí no desanimarme y encontrar un sistema de trabajo que me permitiera, cada tanto, desentumecer los dedos. Cada 20 ejemplares me ponía de pie y reorganizaba las pilas: firmados / pendientes.

Firmar es distinto a dedicar, porque no conocemos al lector. Para paliar esa dificultad, decidí -y cumplí- pensar, firma tras firma, en un lector/a y decirle mentalmente «Ojalá te interese» (alternandolo con «espero que te guste»). Dedicatorias de futuro, una a una.

El jefe de producción y el encargado de la imprenta, junto con las personas de administración, fueron muy amables y respetuosos, evitando las interrupciones para no distraerme. Y así fue como en dos horas y veinte minutos, con el runrun de las máquinas de fondo, firmé 700 ejemplares para los lectores que confío los leerán. Los libros se identificarán mediante una pegatina como la que ves. Siento curiosidad por saber cómo serán recibidos.

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