Vive 50

He celebrado mis cincuenta viviendo cincuenta experiencias singulares a lo largo de un año. Las he recogido en el libro «Vive 50», para animar a otras mujeres a que celebren así su vida.

Cambiar de vida sin cambiar de barrio

Cambiar de vidaHoy es mi cumpleaños.

Hoy hace tres años comencé un reto personal que hice público: celebrar, a lo largo de un año, 50 experiencias que me llamaran la atención.

50 experiencias en 52 semanas. Lo logré. Crucé la línea de meta 50+1 a tiempo. Me sentí y me siento más fuerte, con las prioridades reordenadas.

La última experiencia consistió en pasar el relevo a otra mujer. En estos momentos son setenta las mujeres que están haciendo su propio camino. Mi propósito es que entre todas tendamos esta cadena de vida con el objetivo grande y luminoso y quizás ingenuo, pero ya sabes, yo soy post #vive50, de animar a las mujeres a hacer visible su talento en un momento de cambio tan radical como el presente. Si te apetece sumarte a la cadena #vive50, aquí te cuento cómo.

Soy escritora, así que escribí mi testimonio: primera incursión en la autobiografía. No es fácil hablar de una misma, ni de todo lo que sucedió. Hoy tengo la alegría inmensa de anunciar que el próximo mes de octubre la editorial Comanegra publicará Vive 50, el libro de mi viaje cotidiano para cambiar de vida sin cambiar de barrio.

A veces los sueños se cumplen. Otras, mutan. Lo importante es ir persiguiéndolos como los niños persiguen las mariposas en el verano cuyo solsticio celebramos esta noche. Gracias por haber compartido estos meses conmigo. Por los más de mil comentarios que sostienen la conversación en este blog.

Gracias especiales al insigne pintor cubano Gustavo Acosta  por su caricatura, que tuvo a bien regalarme y bautizar, con una cierta sorna, como “Neus en el momento AHH” (no te pierdas el detalle: ¡incluso dibujó el micro de solapa!)

Momento AHH. Exactamente. Hace tres años, cuando me puse en marcha, lucía en el cielo la superluna. Esta noche la luna mengua. Bajo todas las lunas, hoy y siempre: ¡celebra TU VIDA!

Neus

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Reinventarse significa descubrir

¿Tienes ganas de reinventarte?

Más que ganas, los que pasamos de cincuenta tenemos casi obligación.reinventarse

Nos aturullan con el concepto de que «toca reinventarse”. A nuestra edad los cambios profesionales acechan, porque nos jubilan o nos despiden o, en casos contados, nos despedimos.

-Con tu experiencia -susurra, amable el responsable de Recursos humanos-  éste es buen momento para nuevas aventuras profesionales. Deberías reinventarte.

Para los de mi quinta no se usa “emprender”: se usa “reinventarse”. Sin embargo, la reinvención no es patrimonio de los 50+. En un entorno laboral líquido y para una época en la que el mantra vigente es “puedes ser lo que quieras ser”, todos, maduros y jóvenes, estamos llamados a reinventarnos. ¿Cómo puedes abordar el tema?

Yo creo que “reinventarse” en sentido literal es equívoco. Lo leo así: hace muchos, muchos años, al terminar los estudios o al cumplir la mayoría de edad, te “inventaste” una carrera. Inventaste que querías ser abogado, o abrir un restaurante. A falta de experiencia,  te lo inventaste porque tu mejor amiga se inventó lo mismo, porque tu padre era abogado o porque en casa tenían restaurante.

Y ahora, después de todos estos años, el mercado laboral -por fuerza mayor o menor- te invita a que te reinventes, es decir, a que construyas una nueva identidad profesional.

Totalmente de acuerdo con construir una nueva identidad profesional, pero ¿inventarla? ¿Podríamos cambiar el imperativo por “descubrirla”? Ojo, y sin el prefijo “re”, porque seguramente en tu adolescencia te dejaron descubrirte poco, de modo que ahora no estas repitiendo el proceso, sino que lo estás realizando por primera vez.

¿Qué tal si te des-inventas y por una vez en la vida –ahora- haces lo que te viene en gana y no lo que entonces creíste que querías hacer y ahora sabes que ya no quieres? Y si lo que hacías te gustaba, ¿qué tal buscar modos distintos de seguir haciéndolo?

Si estás dispuesto a descubrirte, te cuento cuál es el método que empleo y que puedes utilizar para amortizar tu experiencia. En El mapa de tu talento, mi colega Arancha Ruiz propone ejercicios prácticos para que veas por dónde van los tiros. Personalmente, me funciona bien el tándem lista + pregunta.

Lista: apunta todas las ocupaciones has tenido en tu vida. Incluye tanto el trabajo remunerado (con independencia de su duración) como las actividades de voluntariado.  En mi caso la lista incluye: canguro, profesora de inglés, administrativa, vendedora de bolsos, chica para todo en una inmobiliaria, traductora, animadora infantil en un campo de refugiados, camarera, intérprete, gestora, emprendedora, tertuliana, consultora, analista, escritora.

Esta primera lista se deja reposar.

Después, relees cada una de las entradas a la luz de una sencilla pregunta:

-¿Me hace feliz?

De todas las cosas que has hecho en la vida, tengas cincuenta o treinta y dos, ¿qué te hace feliz?  ¿Qué aspectos de esos trabajos fueron los que valieron la pena? Antes de censurarte pensando si hay mercado, en cómo funciona la competencia o si eres demasiado mayor/joven, pregúntate si te hace feliz.

Yo sostengo que la felicidad apunta al talento. Y eso me parece fundamental, porque también sostengo que el talento -no la tecnología- nos hará libres. Ese es el hilo del que hay que tirar. Eso es lo que hay que descubrir. Sin inventarlo. Ni reinventarlo.

Te invito a compartir tu experiencia en los comentarios a este post y a compartir esta nota con aquellos contactos tuyos a quienes creas que puede interesar.

PD: La próxima semana hablo en Barcelona de Marca personal en la Administración pública. Más info en este enlace.

 

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A la felicidad por la visibilidad

visibilidad*Actualización a 30/06. La lectora ganadora de la sesión privada que sorteamos entre quienes han comentado este post es Lola Mariné. ¡Felicidades, Lola!

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La nota de hoy es especial.

Hoy es mi cumpleaños.

Hace dos, cumplí los famosos cincuenta y, en vez de una fiesta, tuve una crisis. Para superarla, me propuse que viviría cincuenta experiencias que me ilusionaran a lo largo de un año. Lo logré y las he escrito. La mayor lección de ese viaje fue que lo único que da sentido a todo es la dicha. Si sabes qué te hace feliz, el resto se ordena.  Tus esfuerzos por ser visible tienen que hacerte feliz. De otro modo, ¿para qué el empeño?

Por cierto, tú también puedes sumarte a la cadena #Vive50.

Para celebrar mi cumpleaños me gustaría preguntarte qué te hace feliz. Entre quienes respondáis en los comentarios a pie de post, sortearemos una sesión privada de asesoría. Cada comentario recibirá un número de orden (primero, segundo…) y esta neo-mano inocente escogerá el ganador/a.  El plazo para que publiques tu comentario termina el domingo 28/6 a las 12 pm . El martes comunicaré el nombre del ganador a la Lista.

Con ganas de leer qué te hace feliz, te deseo un feliz solsticio.

 

 

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Cincuenta (+1)

Hoy es mi cumpleaños.cincuenta

Hoy termino vive 50, un proyecto personal especial: celebrar mi cincuenta aniversario con cincuenta experiencias a lo largo de un año.

Hace un año exactamente cumplí los cincuenta.  En aquel momento, y a pesar de que la invitación estaba lista, la fiesta no pudo ser.

Me propuse entonces que, en lugar de una fiesta, celebraría, durante los doce meses siguientes, cincuenta: cincuenta eventos que me interesaran y me hicieran ilusión.

Se trataba de sacar adelante la iniciativa sin dejar el trabajo. El reto era celebrar los eventos en mi vida cotidiana, con mi presupuesto cotidiano, en mi horario (más o menos) normal. Reinventar mi vida sin cambiar de barrio.

Y un año después puedo decir que he logrado mi propósito.

Algunas experiencias han surgido del recuerdo:  la merienda con mi compañera de pupitre o el encuentro con los colegas de la facultad. Otras han sido un reto (aprender a cocinar) o han respondido a una curiosidad (ver cómo se construye una catedral). He conocido personas fascinantes que se encuentran a años luz de mi entorno habitual.

La metaexperiencia ha sido escribirlo. Escribir sobre la marcha un diario sobre la aventura.

¿Qué he aprendido? He aprendido que no cuentan los años. No voy a quitármelos. Sencillamente, creo que  hay otras maneras de medir el tiempo. En experiencias. En encuentros.  En ausencias. En preguntas interesantes.

He aprendido que las casualidades no existen.

He aprendido a confiar. Eso me anima a hacer pública mi experiencia. Sólo me queda ponerle el +1. Me gustaría terminar mi proyecto animando a otras personas que celebran su aniversario especial a emprender esta aventura.  Me gustaría pasar el relevo: por eso la comparto aquí. Si tiene que ser, será.

¿Te animas? Si te animas a vivir tus cincuenta, te paso el relevo. En esta libreta encuentras todo lo que necesitas.

PD: La ilustración corresponde a la tarjeta de invitación a la fiesta que no se celebró y es obra de mi amiga Jane Darroch.

PPD:  Empieza el verano y este blog entra en su fase más relajada.  Estás invitado a darte una vuelta por los posts (ordenados por categorías) y a curiosear mis Libros. Nos leemos pronto.

 

 

 

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¿Cuál es tu catedral particular?

tu catedral particularComo parte de mi proyecto “Vive 50 la semana pasada pude realizar una visita de obra a la Sagrada Familia, el templo inacabado de Gaudí.

La primera piedra se colocó el 19 de marzo de 1882.  “Calculo que en doce años la podemos terminar”, me comentaba orgulloso el jefe de obra, quien lleva veinte años (¡veinte años!) en un proyecto que empezó hace 132.

“En doce años la podemos terminar”. Mi primera reacción fue: «¡Bien! La veré acabada!». Mi segunda e inmediata fue:  «¡Qué barbaridad! ¿Quién espera hoy doce años?»

La tecnología nos ha acostumbrado al más rápido todavía.  Según esta infografía, en Internet, en sesenta segundos se envían 168 millones de emails. La Red da ventaja al emprendedor que llega primero (prime mover). Se trata de probar. De fracasar rápido.

Y sin embargo…

Además de unas vistas insólitas del skyline de Barcelona, la visita me dio la oportunidad de contextualizar el tiempo. De volver a pensar en el largo plazo. ¿Cuántos millones de mails se pueden mandar en 132 años? ¿Con qué fin?

No todo se puede lograr en doce segundos.

Más rápido no siempre es mejor, ni más humano.

No es lo mismo ser un best-seller que un long-seller.

Los proyectos a largo se componen de muchas decisiones  a corto. Es importante ver clara la perspectiva.

Llegué a la conclusión de que es reconfortante tener una obra propia (ya sea el hijo/a, el árbol, el libro o los tres) a la que dedicarle los próximos doce años. Sólo hace falta escoger tu catedral particular: ¿a qué proyecto quieres dedicárselos?

Gracias como siempre por comentar y por compartir esta nota en tus redes.

PD. En mi agenda:

Gracias también por haber me ayudado a difundir la convocatoria del Close Encounter en el que participo en el Fórum Impulsa y para el que ya se han agotado las plazas.

El miércoles 18 de junio modero la mesa redonda sobre redes y bibliotecas en Escola d’Estiu de Biblioteca Pública.

 

 

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Plan B: Ventajas y peligros del «airbag profesional»

“Prepara un plan B” es una recomendación que se escucha en tres contextos.148562-151636

El plan B es, en un contexto de crisis económica, una necesidad. En épocas de bonanza, muchas posiciones estaban garantizadas, empezando por la función pública. Los funcionarios lo eran de por vida. Sin embargo, los empleos hoy son volátiles. No hay puestos de trabajo seguros. Toca pensar otras opciones.

“Prepara un plan B” es también la recomendación que  escucha quien emprende:  el plan de negocio debe incluir fuentes alternativas de financiación y contemplar escenarios de riesgo para defender la propia ventaja competitiva. Se resume en la frase «sin plan B no hay plan».

También se recomienda un plan B a quiere cambiar de aires de forma más o menos radical. ¿Eres abogado y quieres escribir? Ideal, pero no dejes el despacho –te dirán. Entre juicio y juicio sacas un ratito y a teclear. ¿Eres product manager y quieres ser coach? Perfecto, oye, pero le dedicas una tarde, como mucho dos. El resto las pasas en la empresa, que son serios y pagan bien.

El plan B es esa opción que nos sacará de apuros si finalmente nos decidimos a seguir nuestra llamada, el colchón por si perdemos nuestro empleo, la bala en la recámara del emprendedor.  El plan B es, en definitiva, el airbag de nuestra vida.

Mi pregunta es ésta:

En caso de necesidad el airbag te salva… ¿o te asfixia? Tanto preparar el plan B, ¿nos habremos olvidado del plan A?

Por mi propia experiencia pienso en la literatura, actividad cuyos practicantes han intentado monetizar desde hace más dos mil años. No olvido que los romanos corrían como locos tras sus mecenas, o que mi poeta favorito,  T.S. Eliot, trabajaba en un banco. Pocos son los escritores que viven de escribir. En general, los escritores llevamos carreras duales, con distintas facetas profesionales.

Al otro lado de la balanza encontraríamos ejemplos de arrojo como el pianista Miguel de Páramo. A Miguel le formaron para continuar la dinastía familiar de abogados.  Le pusieron a trabajar en un banco. Le crearon un plan B perfecto a costa de su plan A, el piano. Y Miguel se saltó el plan B a la torera y hoy es un pianista en gira permanente.

Vuelvo a la pregunta:

Si eres creativo y trabajas para financiar tu creatividad, ¿cómo coexisten tu plan A y B?

Si tu plan A es tu empleo de por vida y ves como esa certeza laboral se difumina, ¿cuándo construyes tu plan B?

La vida es tu plan A y B y C. Y el tiempo pasa. Y sólo tú puedes decidir si fracasas directamente o si te parapetas tras otro proyecto, diseñado para proteger tu ego y/o tu bolsillo.

Existe otra opción: pensar que tu plan B es igual de bueno o mejor que el A. Que si el A no se da, no pasa nada.

Yo me pregunto: si es cierto que la tecnología nos hará libres, ¿no deberíamos estar todos disfrutando de nuestro plan A?

Gracias por compartir esta nota en tus redes y dar tu opinión en los comentarios.

PD: La imagen procede de este artículo sobre la reinvención, muy recomendable, publicado en «Psychology Today».

 

 

 

 

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Follow your bliss: Visibilidad y felicidad

Visibilidad y felicidad
(Update: Justo aquí se ponía en marcha mi proyecto #Vive50)

Esta semana cumplo cincuenta años.

He llegado a una edad mítica. Por un lado, es “la edad de la crisis”: te das cuenta de que ya no te queda media vida por delante y te lo cuestionas todo. Por otro, oficialmente ya no encajas en el patrón imperante de juventud eterna. De ahí el éxito de mantras tipo “los cincuenta son los nuevos cuarenta”: te dan diez años extra.

Con o sin margen, el tiempo pasa para todos: tú también llegarás a los cincuenta. Y si ya los has cumplido, sabes de qué hablo.

La efemérides me motiva a escribir sobre la felicidad. Y tú te preguntas qué tiene que ver con la visibilidad.

Tiene que ver.

Ser visible cuesta. Cuesta dedicación, tiempo, otros recursos. Si me lees desde hace un tiempo sabes ser el marketing personal no consiste en abrirte un perfil en Facebook. No. Es un ejercicio más complejo. Por eso creo que ser visible sólo vale la pena si te hace feliz.

Tu visibilidad tiene que tener una razón. Y la razón es tu felicidad, entendida como dicha plena.

Joseph Campbell, el mitógrafo más importante del siglo XX y uno de los grandes expertos en religiones comparadas, dio a un grupo de estudiantes un consejo que se hizo famoso:

Follow your bliss. Persigue tu felicidad.

Para Campbell, todos vivimos momentos en los que nos sentimos plenos. Esa plenitud nos llena y nos conecta con la estructura mítica que nos ancla en el mundo y lo dota de sentido. ¿Qué tienen esos momentos en que te sientes “conectado”? ¿Qué te hace feliz? Según el antropólogo, esa es la razón –la felicidad- que debería dictar nuestro quehacer, también el profesional.

A mí me hace feliz escribir. Y me gusta enseñar. Lo mío es «empoderar». Este anglicismo significa «conceder poder a otro para que, mediante su autogestión, mejore sus condiciones».  Por eso cuando me propusieron impartir este taller de Marketing para escritores me lancé sin dudarlo. Por eso escribo sobre visibilidad y sobre la invisibilidad.

“Si persigues la felicidad, te sitúas en una especie de camino que siempre ha estado allí, esperándote, y la vida que deberías vivir es la que ya vives. Cuando entiendes esto, empiezas a conocer personas que se encuentran en tu campo de felicidad y estas personas te abren puertas.  Persigue tu felicidad y no tengas miedo, y verás cómo se te abren puertas cuya existencia desconoces”.

A eso voy a dedicarme los próximos doce meses: al camino y a las personas. Y a las puertas. Seguiré informando – y escribiendo en mi Lista.

 

 

 

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