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«Una mujer como tú»: ya estamos en galeradas

Empiezo la semana leyendo diligente las galeradas de Una mujer como tú, mi segunda novela.

Dicho así, suena fácil, pero para mí no lo es. Recibes un sobre de la editorial, lo abres y vives un auténtico momento Sigourney Weaver en Alien: el documento word original (denominado «manuscrito») ha crecido y se ha transformado en una criatura editada (por la eficiente Olga García en Martínez Roca) y maquetada. El texto palpita como un ente extraño, algo deforme, entre el word y el libro, con sus marcas de corrección, sus páginas y una cierta alma propia.

Por eso no resulta fácil: porque, al menos para mí, las galeradas marcan la independencia del hijo, preparándose para salir al mundo y exponerse a ojos que no son los míos. Me abstraigo de estos pensamientos retorcidos para leer, con ojo (im)parcial, página tras página e intentar retenerle, pedirle que aún no se vaya, decirle que donde estará mejor que en casa, recordarle que no se olvide de desayunar y que no hable con extraños.

Cuando termine, meteré las galeradas en otro sobre y las mandaré a Madrid, de vuelta a la tutela de Olga, esperando al mes de marzo, cuando Una mujer como tú  llegue ya, fuerte y sana, a las librerías.

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«Un hombre de pago», en ruso

Un hombre de pago
Roxana, una lectora muy amable, me informa de que ha «avistado» la edición rusa de Un hombre de pago. Ha comprado su ejemplar en Ozon.ru, que hasta donde entiendo es una librería on-line.

Entonces, es oficial: el libro existe. Espero recibir pronto los ejemplares de la editorial para hacerme a la idea del propio texto en un alfabeto distinto. Mientras, descubro otras referencias que no logro descifrar como ésta, ésta o ésta.

 

 

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«Sólo para mujeres» en Documentos TV: el visionado

Ayer La 2 emitió el reportaje «Sólo para mujeres», para el que me entrevistaron a propósito de mi novela Un hombre de pago. Por poco me lo pierdo debido a la «desconexión» de la programación en Cataluña. Conseguí verlo vía satélite y espero publicar el video aquí para que los «desconexos» puedan visionarlo.

Una primera impresión del programa: la tensión a la hora de definir cómo es la mujer que contrata los servicios de sexo de pago. ¿Estamos ante una «mujer morbosa que busca aliciente»  o ante » una mujer invisible que busca compañía»?  El hilo argumental del programa oscilaba entre un perfil y otro, sin llegar a diferenciarlos de forma nítida. Sin embargo, la abundacia de imagenes de porno soft inclinaba por sí sola la balanza: ¿veíamos un documental o una película porno?

El hecho de que las clientas no quisieran hablar a cámara obligó a la productora a recurrir a la escenificación y al «grupo de amigas», con lo que la posición de la mujer no se definió. Hablaron, cierto,  dos clientas (¿reales? ¿supuestas?) ambas con pareja estable: ambas, entonces, integrantes del perfil 1 («mujer que busca lo que no tiene en casa») , pero cuyas intervenciones nos remitían al perfil dos (el cariño, la compañía). Confusión.

   La ausencia de clientas se compensó con una presencia importante de gigolós y masajistas.  Fueron ellos quienes dieron «su» significado de la prostitución masculina y dotaron de hondura al programa.  El único contrapunto femenino comparable lo puso Bárbara, madame de gigolós, con una intervención lúcida y realista sobre el negocio. Las mujeres consideran que pagar por sexo es un fracaso. Las que pagan son aquellas para las que la soledad social es un fracaso aún mayor.  Curiosamente, ninguno de los gigolós explicitó su motivación y el espectador no supo por qué se metieron en el negocio.

En lo que a mi respecta, de la entrevista mantenida el programa se centró, como era de esperar, en la fase de documentación de mi novela: ¿por qué la escribí? y, más importante todavía, ¿cómo conseguí contactar con una clienta que aceptara hablar conmigo? El momento mágico me llegó cuando, justo después de mi intervención, escuché la voz de una locutora leyendo un fragmento de Un hombre de pago mientras en pantalla dos actores representaban a «mi» Rosa (la clienta) y «mi» Iván (el gigoló en la novela). «Ver» el propio texto en la interpretación que otro hace de él es una experiencia muy fuerte. Me quedé tan aturdida que, por un momento, creí confundir la voz de la locutora con mi propia voz (por suerte no estaba viendo el programa sola y me sacaron de dudas rápido).

El mérito de «Sólo para mujeres» estriba, en mi opinión, en el propio hecho de haber planteado el tema, más que en su desarrollo. La confusión del reportaje seguramente refleja la misma confusión de mujeres y hombres al abordar que las primeras ya pueden comprar el cariño, aunque no sea verdadero. Seguro que la conversación no acaba aquí. Yo me quedé pensando en cómo pasa el tiempo, quizás porque en la pausa publicitaria me encontré, de repente, con una oferta para comprar el DVD con todos los episodios de Curro Jiménez: ¡ese sí que era un mito sexual !

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«Sólo para mujeres»: Servidora, esta noche en «Documentos TV»

En noviembre del año pasado grabé una entrevista para el programa “Documentos TV” que emite La 2. El reportaje versaba sobre el sexo de pago para mujeres y allí estaba yo, explicando nuevamente que sí, que la clienta de Un hombre de pago está documentada pero que no, que la novela no es autobiográfica.

En aquellos momentos la emisión del reportaje se preveía para enero de 2008, aunque el equipo de producción anticipaba su principal escollo: encontrar una clienta dispuesta a hablar a cámara de su experiencia. Ahí sí que no les pude ayudar porque mis fuentes hablaron con garantía de confidencialidad total: nunca he revelado ni revelaré su identidad. Al pasar los meses sin noticias, el tema se diluyó. Pues bien. ¡ha resucitado! Esta noche, a las 22.45h La 2 emite, en el programa “Documentos TV” el reportaje “Sólo para mujeres”.

Podemos hacernos una idea del enfoque y contenido en esta página, donde además de la sinopsis del reportaje encontramos el trailer del programa, que se inicia precisamente con una servidora. Me reservo la opinión hasta verlo esta noche (aunque tenga que morderme la lengua mientras tanto).

PD. Si no encuentras la novela en tu librería, escríbeme.

 

 

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Dice Richard que «Estamosdecierre»

Cuando se me ocurrió que Danny, uno de los personajes de Un hombre de pago, fuera un crítico de rock no sabía el berenjenal en el que me metía. Soy obsesiva en la documentación y, para ser francos, mis conocimientos de rock empezaban y acababan en Bon Jovi.

Me tocó entonces pedir auxilio a Richard Royuela, amigo, periodista y crítico de rock con pasado musical incluído.  Nos conocemos desde hace años y siempre me sorprendo porque, aunque a priori parece que no tengamos nada en común, después siempre encontramos tema. Y con la novela, más. Le freí a preguntas y me trató con más entusiasmo que condescendencia. Visto lo cual y dado que Danny repite en Una mujer como tú, la próxima novela, volví a la carga con más preguntas (tipo: «Y cuando llegas a Londres, ¿la discográfica manda a alguien al aeropuerto? ¿Quién te presenta al artista? ¿Cuantas noches de hotel pagan?»). Y Richard, encantador, respondiendo con paciencia numantina.

Bueno. Pues Richard y sus compañeros de la revista Rockzone se han liado la manta a la cabeza y han creado una serie de videoTv, una especie de «reality» que muestra lo que sucede en la redacción de una revista musical en crisis financiera. La serie – Estamosdecierre – emite un capítulo cada lunes.

Me muero con estos chicos: además de la trama un tanto surreal, cada capítulo incluye un cameo de algun artista o grupo (hasta ahora hemos visto a Ken Stringfellow de The Posies o a los Day of Rising). Muy recomendables las peripecias de los redactores para conseguir el teléfono de Marilyn Manson (NB: Richard, no te preocupes, que a éste sí le conozco :-).

 

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Por dinero o por placer: opinión de los lectores y del vecino

Animado debate éste, si señor.  Con empate. De los seis opinantes, tres se inclinan por escribir por placer y recomiendan:

  • «Escribir lo mejor posible».
  • «Pensar más en la idea del confort».
  • «Escribir por el placer de hacerlo».

Otros tres combinan placer y dinero:

  • «Un poco de ambas cosas».
  • «El placer es compatible con el deseo de ganar pasta».
  • «Escribe un best-seller para ganar dinero y lo que quieras por placer».

En esas estamos cuando el vecino de arriba anuncia en su blog que se ha leído Un hombre de pago y, con las mismas, lo reseña.  Y aunque su reseña sea ajena a esta especie de partido de fútbol que nos hemos montado, el vecino se marca un gol emocional. ¿Cómo? Pues porque leo su reseña (en catalán, aquí) y siento que me ha entendido. Que ha entendido lo que yo quería transmitir. No comparto todas sus apreciaciones (veí, que no és autobiogràfica, home!) pero me fijo en qué frases ha destacado, en cómo ve a los personajes, en su interpretación de la trama y en las preguntas que se formula y pienso: Lo-ha-cla-va-do.

Por esta reseña y otras que, afortunadamente, se han publicado, me inclino por el escribir por placer.  No veo cómo podría sostener una trama en la cabeza tanto tiempo si no me interesara. Nadie me pone una pistola en la sien y me dice «Arqués, ¡escribe!». Por lo tanto, es necesaria una motivación interior que no se compra con dinero.  Los que escribis sabéis seguro de las tardes que estás dale que te pego y cierras los ojos y ves pasar por delante, como si fueran las cerezas de la máquina tragaperras, todas las opciones alternativas (familia, lectura, cine, …) a estar sentada frente al ordenador y resistes y tecleas, resistes como si estuvieras a dieta y te plantaran bajo la nariz una sacher de chocolate.

Aún así, el partido no ha llegado al final, me temo. Continua siendo necesario encontrar vías de visibilidad para que la conversación surja y se expanda.  Para que el libro se vea. Para que te toque la lotería.

Si fuera el caso con Una mujer como tú, están todos invitados a una copa. Por reseñar y por compartir. Queda dicho.

 

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Escribir en tiempos digitales: The Photo

EscribirServidora, la tercera por la izquierda, antes de empezar su intervención en la conferencia Escribir en tiempos digitales. La sala era fantástica y los contertulios y el público, estimulantes.

Al acabar, cerca de las 11 de la noche, la biblioteca nos ofreció un helado, tras el cual un montón de bloggers y público abordó el metro (nunca se vieron tantos bloggers juntos en un solo vagón) con destino al centro, en busca de la cena y la conversación perdidas.

Aproveché la sesión para empezar a solicitar voluntarios que quieran colaborar en el lanzamiento de mi próxima novela y me quede sorprendida y encantada por la disponibilidad entusiasta de los asistentes. Muy emocionante, la verdad.

Gracias a Sfer por la organización y por la foto.

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