marzo 2010

«Una mujer como tú» se lee en el móvil

Desde ayer mi novela Una mujer como tú ya está disponible para leer en el móvil.

Puedes descargarla en la plataforma de Gospoken.com. Allí verás los terminales para los que es compatible. También está disponible para los usuarios de Vodafone 360.

Avanzamos así en el proceso de digitalización, que iniciamos publicándola en formato ebook. Una mujer como tú está hoy disponible:
– para Kindle, donde continua en el primer puesto entre las novelas femeninas;

– para lectores de formatos abiertos: en Todoebook, en Smashwords y para Nook /Barnes and Noble.

Trabajamos ya en su adaptación al nuevo iPad de Apple. Y, por supuesto, Una mujer como tú continua disponible en papel.

Seguiremos informando. Feliz lectura y felices vacaciones.

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Alegría

AlegríaEn mi vida hay tres retos importantes:
– identificar, entre el ruido, aquello que considero relevante,
– compartirlo y
– que lo dicho sea relevante para otros.

Por eso escribo. Escribo manuales de Marketing (para compartir lo aprendido) y novelas (para socializar las preguntas que me hago en relación a la vida aquí y hoy).

Y ahora, precisamente, aparece la simbiosis: Una novela de Marketing. Un texto de ficción alrededor de las mujeres, del trabajo y del mercado en el que todos (lo queramos o no, lo sepamos o no) nos movemos.

Es para mí una alegría mostrar aquí el primer ejemplar de Todo tiene un precio. En este mismo, exacto momento soy una autora feliz.

Todo tiene un precio llega a las librerías el día 6 de abril.

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La ansiedad nos hará libres

El padre del escritor John Lanchester trabajó 30 años para el mismo banco. Se prejubiló a los 53 años, dispuesto a disfrutar, por fin, de la vida. Cuatro años después falleció a causa de una angina de pecho. De esta experiencia personal Lanchester deduce -y explica, en un brillante artículo– que «dinero no equivale automáticamente a libertad».

Pensamos que el dinero nos protege, nos da autonomía, nos permite «vivir la vida». Y si para obtenerlo hay que firmar un pacto con el diablo -te entrego mis días laborables a cambio de una nómina-, se firma. Pero en realidad seguridad y libertad están reñidas. Lo escribió Kierkegaard y lo recuerda aquí Lanchester: «‘La ansiedad es libertad’. Es a la vez el precio que pagamos por la libertad y su síntoma».

El revuelo que se ha armado alrededor de la revisión de la edad de jubilación pone en evidencia que son muchas las personas que esperan, arrancando hojas del calendario, que llegue «su» día, el día en que se jubilarán y podrán «empezar a vivir». Y hasta que ese día llegue el tiempo pasa despacio y mal. La jubilación no es una meta volante: es el final de la carrera.

La posición de Lanchester -que suscribo- es que debemos aprender (y nadie dice que sea fácil) a vivir con la incertidumbre. Hoy no existe el empleo seguro. Queda el reducto de la función pública y, viendo como van las cuentas nacionales, quizás tampoco sea intocable. Hoy todos -asalariados y autónomos- vivimos en la era de la ansiedad. Y «la vida es lo que sucede mientras la vives».

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Tres cambios que seguir en Internet

Lo único seguro hoy es el cambio, y en Internet más. A veces son mutaciones pequeñas, otras son cambios de tendencia que determinarán, en el medio plazo, el modo de hacer las cosas.

Particularmente me interesan éstos.

1. Cambio en la percepción de Google
Google nos caía bien. Como marca nos resultaba cercana y simpática… Y los servicios eran «gratis» -lo que es un decir, porque pagábamos y pagamos con información.
Su tagline original -«Don’t Be Evil», no seas malo- ya apuntaba maneras. Porque una marca que aspira a la mayor cuota de mercado posible, cuya cotización está en un un PER de 35, no es una ONG. Y Google lo sabe y desde hace meses ha abandonado dicho claim. Empieza el cambio de (auto)percepción. Los usuarios van tomando conciencia de que quizás no sea oportuno que Google almacene tanta información personal libremente proporcionada por ellos.

2. Facebook, ¿nuevo sistema operativo?
Un amigo me anunciaba hace poco que FB será el sistema operativo del futuro: entraremos a nuestros ordenadores por FB. Todavía lo estoy pensando. Conozco a muchos inmigrantes digitales de mi quinta que ni están en FB ni se les espera. A los nuevos y no tan nuevos les recomiendo Faceboom, de Juan Feldman, una crónica corta pero certera sobre cómo actuamos en esta red social. El autor se parapeta detrás del sentido del humor y las va dejando caer. Privacidad… ¿qué privacidad?

3. ¡Todos a la nube!
Los grandes grupos editoriales en castellano anuncian ya su inminente plataforma digital común (¿Por qué tres competidores tienen tanto interés en unirse?).

Tanto las editoriales como los fabricantes de gadgets lectores varios basan su modelo de negocio en la descarga. Así sucedió y sucede en la industria discográfica, a la que sigue la editorial. Y sin embargo la plataforma musical de la que más oigo hablar en estos momentos no es iTunes… es Spotify. Si podemos ir a la nube y escuchar en streaming la canción que queremos…, ¿para qué descargarla?

Si pudieramos acceder a los libros en la nube, podríamos leer desde cualquiera de los gadgets multiprestaciones (notebook, ebook, iPhone…) que nos llenan el bolso/la cartera. ¿Para cuándo un Spotify de libros? Los libros técnicos se prestarían más a esta biblioteca remota porque su contenido es fragmentable. En la ficción, debido al orden secuencial del texto, quizás el modelo no encaja.

Por si acaso lo dejo anotado aquí:
Emprendedores e inversores que estéis preparando el Spotify de los libros: tenemos que hablar.

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Por qué las mujeres mandan emails de noche

Chicas, ¡hoy es el día! Con motivo del Día Internacional de la Mujer Trabajadora, llevamos ya varios leyendo y escuchando reflexiones diversas a propósito de nuestra vida laboral (i.e. nuestros sueldos inferiores) y nuestra (limitada) visibilidad. Además, los medios proponen reportajes en los que las mujeres que «han llegado» miran a la cámara, que las identifica como quien identifica un cobaya o una pieza exótica. Ellas son la prueba de nuestro «yes, we can».

La mayoría de las reflexiones están escritas por mujeres. Es normal. Es a nosotras a quienes más preocupa el desequilibrio social y económico. A mí me preocupan dos cosas más:

– El debate es puntual: hoy toca, pero incluso hoy, cuando toca, el mundo gira sin nosotras. No existe conciencia cotidiana de la desigualdad. Échale un vistazo a la agenda de actos de tu ciudad hoy. Preguntas clave: nº de actividades lideradas pos mujeres; nº absoluto y porcentaje de mujeres participantes en dichas actividades.

– El debate no es compartido. Creo que sólo saldremos de ésta si trabajamos con los hombres. Creo que muchos hombres están de acuerdo. También creo que algunos hombres (y algunas mujeres) no lo están.

De todo lo leído, me quedo con la columna que ha publicado Mrs. Moneypenny en el Financial Times. Bajo este pseudónimo escribe una empresaria y profesora londinense. De su último artículo tomo prestado el título de este post. En él y partiendo de la reflexión de que las mujeres atendemos emails por la noche desde casa, la columnista da en la diana del problema cuando afirma: «Las mujeres pueden llegar tan lejos como los hombres, siempre que estén dispuestas a pagar el mismo precio. ¿Cuándo hemos oído hablar de un empresario de éxito que haya llegado a la cima y mantenido a la vez un equilibrio perfecto entre su vida profesional y personal? (…) La ausencia de mujeres no indica falta de capacidad, ni la existencia de una conspiración masculina para dominar el mundo. Sí muestra en cambio que las mujeres son listas: han averiguado lo que cuesta y no están dispuestas a hacer esos sacrificios».

Las mujeres no progresaremos mientras la progresión se produzca en un entorno con unas reglas tan duras para todos, hombres y mujeres. No se trata de cuotas, sino de contexto. Mientras la vida profesional se organice en sus parámetros actuales, no hay conciliación para nadie. Porque todo tiene un precio.

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«Todo tiene un precio»: Empieza la carrera

Todo tiene un precioLas pruebas de Biatlón en los JJOO de Vancouver me hicieron pensar que los escritores somos como biatletas pero al revés. Los olímpicos alternaban los tramos de carrera con las pruebas de tiro. Llegan al campo de tiro con las pulsaciones a mil y el reto consiste en serenar el ritmo y el pulso y concentrarse en la diana.

Yo voy al contrario. Pasó el tiempo concentrada, con la mirada puesta en la escritura, esforzandome por dar en el mensaje. Entonces llega la publicación y toca calzarse los esquís promocionales y salir a toda pastilla.

Todo tiene un precio se distribuye el 6 de abril. Falta un mes. La novela ya puede reservarse en Casadellibro.com y aparece en la nueva web de Planeta, todavía en beta.

¡A correr!

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RethinkHer: A las mujeres no hay que «arreglarlas»

RethinkHer¿Por qué un nutrido grupo de profesionales del Marketing se reunen hoy todo el día en Barcelona para hablar de las mujeres?

Los ponentes de la jornada RethinkHer han dado la respuesta: porque la mujer es quien toma el 80% de las decisiones de compra. Porque el potencial de la mujer como mercado es mayor que el de China e India … ¡sumados!

Las intervenciones a las que he asistido han sido ricas en reflexiones:

La mujer decide de modo distinto al hombre. Los códigos a los que respondemos son: el altruismo, la vínculación, la estética y el orden.  Las marcas deben apelar a esos códigos en su relación empática con la consumidora (Jane Cunningham y Philippa Roberts)

La principal transformación social y económica hoy radica en el ascenso de la mujer, tanto en formación como en el mercado laboral. Estos cambios afectan también a los hombres (vean este anuncio en el que  un coche se presenta como último reducto de la masculinidad). La inclusión me parece fundamental. El nuevo equilibrio debe tener en cuenta a unas y otros desde su especificidad. Avivah Wittenberg-Cox, para mí la ponente más lúcida, ha remarcado que las marcas no tienen que «arreglar» a la mujer.

No somos «hombres defectuosos». Somos distintas. Y no nos reconocemos en acciones publicitarias:

– que nos hacen sentir invisibles, proponiéndonos modelos que nada tienen que ver con nosotras,

– que nos estereotipan en roles subordinados al hombre,

– o bien nos masculinizan,

– o que deciden que «femenino» y «rosa» son sinónimos (Alberto Pierpaoli).

En esta economía femenina, las «nativas digitales» prefieren compartir a consumir (Caroline Foster Kenny).

Felicito a Gemma Cernuda por liderar la jornada (Gemma es una de las mujeres con más energía que conozco) y a Trnd por la profesionalidad del trato a los bloggers invitados, entre quienes me incluyo. La foto es de la intervención de Avivah Wittenberg-Cox y se la tomo prestada a Núria Antolí (diseñadora, por cierto, de este blog).

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