octubre 2008

Margarit gana el Nacional de Poesía y yo me alegro

Joan MargaritJoan Margarit ha ganado el Premio Nacional de Poesía por su Casa de Misericordia.

Me alegro por él, me alegro por Mònica Margarit y te recomiendo, si no lo has hecho ya, que salgas disparado/a a comprar el poemario y lo leas (en mi caso, armada con una caja de Kleenex). La poesía de Margarit nos lleva de la tristeza al refugio y al consuelo, ambos necesarios siempre.

Como persona, valoro en Margarit además la combinatoria de dos vocaciones, la arquitectura y la poesía, y me sirve como ejemplo positivo de multitasking.

¡Me alegro de verdad!

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Google no es gratis

Ayer a las 19.30 h me puse en pie y, en una aula llena hasta la bandera, expuse durante una hora y a velocidad de crucero mis reflexiones sobre marca personal e identidad digital. Organizaba el evento la Asociación de Antiguos Alumnos del IDEC- Universitat Pompeu Fabra.

La mayoría de los AA eran más jovenes que yo (?!) y tenían experiencia en primera persona de conceptos como redes sociales o «googleizar». Lo que no tenían -lo que no tenemos, en general- es conciencia de la huella digital que dejamos al interactuar en la Red.  Esa es la parte de mi intervención que genera siempre más sorpresa y mayor debate. Después de todo, estamos acostumbrados a vivir en el mundo feliz de Google (insertese aquí el nombre de la plataforma o herramienta free que se desee) donde las interacciones son fáciles y gratuitas.

¿Gratuitas? Ha llegado el momento de entender la información (especialmente la personal) como moneda de cambio. El trueque es éste: el usuario proporciona información. Por información entiendo: datos personales, empleo de determinadas expresiones de búsqueda, enlace a otra página, interacción con otro usuario… A cambio, tiene acceso a herramientas sin coste para él. La plataforma consigue estos datos y los revende a los anunciantes. Si nosotros somos la principal fuente de información sobre nosotros mismos (Anil Dash, SixApart), somos también responsables de cómo la compartimos.

Y compartirla, la compartimos con alegría. Me pregunto: si vas a una fiesta donde apenas conoces a nadie, ¿te animas a exponer tus creencias religiosas al primero que encuentras? Si en la presencialidad ni se te ocurre proporcionar ese dato, por íntimo, ¿por qué en Facebook sí?

El debate fue interesante y la asistencia siguió el ritmo infernal sin perder comba. Tuve ocasión de conocer en persona a Lola como mola, de saludar a algunos ex-alumnos míos y de documentarme para mi nueva novela (esto último, de estranjis). Y a las nueve, a casa, que para ser lunes no está mal.

PD: Y tú, ¿qué marca eres? ha sido seleccionado por Casa del Libro para su sección especial de libros sobre Marcas

 

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Marca personal: una buena definición

«La marca personal no es la venta de uno mismo. Todo lo contrario. Se trata de aprender a vender nuestro trabajo para no tener que vendernos nosotros».

La cita es de Andrés Pérez y su nuevo libro Marca personal, que en breve reseñaré en estas mismas páginas, y resume de forma magistral por qué los profesionales tenemos que ocuparnos de nuestro propio Marketing. Y no me refiero a los futbolistas, cocineros con estrella o arquitectos con Pritzker. Me refiero a nosotros.

De marca personal hablaré esta tarde a la Asociación de Antiguos Alumnos del IDEC UPF.

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Multitasking: la buena vida (loca)

He empezado el día leyendo el post de un blogger un tanto peculiar. Hugh Macleod es un ilustrador / especialista en Marketing (como yo) / escritor (como yo).  Lo que me atrae de su discurso es la capacidad de reconocerme en él: vivimos ambos en muchos mundos a la vez. A menudo nos lamentamos pero a veces, como hoy, no nos cambiaríamos por nadie.

La vida en modo multitasking genera opiniones encontradas. Para algunos la especialización es importante: hacer solo una cosa para hacerla muy bien. Este ha sido el paradigma imperante hasta hace poco. Seguro que permitía una mayor concentración, pero de por sí pasar más tiempo haciendo algo no es garantía de calidad. Por el hecho de sentarse frente al ordenador cada día todo el día uno no escribe mejor. Ni siquiera escribe más.

Hoy vivimos en un entorno socioeconómico distinto, en el que las mujeres trabajan fuera de casa, las personas vivimos más años (¿de verdad queremos pasarlos todos haciendo lo mismo?) y las nuevas tecnologías permiten compaginar tareas. En este contexto surgen las nuevas identidades, que ya no son monolíticas sino poliédricas: tenemos ministros artistas (Gilberto Gil), modelos que cantan (Bimba Bosé), empresarios-expresidiarios-que escriben (Jorge de la Hidalga, una persona excepcional a quien conocí el año pasado)….

Claro que hay días en que me gustaría tener más tiempo para escribir. Pero el tiempo, si se busca, se encuentra: al final, todos tenemos el mismo número de horas. Y, como dice McLeod:

«I DON’T like waking up in the morning and doing the same thing every day. I LIKE having all these different balls in the air- cartooning, painting, consulting, writing, marketing, blogging etc. Sure, part of me would like nothing better than just «retiring to the desert and making paintings», but another part of me likes all the running around in different directions. And all this running around DOES get tiring, I can tell you that. Sometimes I LOVE the feeling of being constantly overwhelmed. Other times I utterly despise it».

Así vivo hoy el multitasking: Livin’ la vida loca.

 

 

 

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