Esperar que te descubran cansa. La visibilidad y el mérito

La visibilidad
   Nos han educado, a las mujeres sobre todo, en la creencia que la excelencia y la bondad brillan por sí solas.  Que bastan el mérito y el esfuerzo para obtener la recompensa, llámese empleo, promoción o notoriedad.  Sin embargo, te vas dando cuenta de que, para que te descubran, primero tienes que lograr que te vean. Ser excelentes es necesario, pero no suficiente.

Aporto aquí un ejemplo, quizás culturalmente lejano, pero muy ilustrativo.  La vicepresidenta Kamala Harris escogió jurar su cargo ante Sonia Sotomayor, primera latina que llega a la Corte Suprema de los Estados Unidos y un ejemplo potente de cómo construir una marca personal fuerte y comunicar el propio mérito.

¿Quién podía pensar que la niña del Bronx, nacida en el seno de una familia de origen puertorriqueño y huérfana de padre alcohólico, llegaría a la más alta cumbre judicial? En sus memorias Mi mundo adorado, Sonia Sotomayor cuenta una historia de superación, que ella denomina “esperanza”.  Cuando, a los siete años, le diagnostican diabetes, aprende a inyectarse sola porque no puede contar con ningún adulto para asegurar la imprescindible dosis de insulina.  Cuando los médicos le advierten que que la enfermedad la impedirá ser policía, decide que, si no puede ser policía, será juez. Y emprende su camino.

Sotomayor combina inteligencia y dedicación. Como estudiante becada en Princeton primero, después en Yale, se gradúa con los máximos honores.  Su experiencia profesional posterior es modélica.  Sin embargo y a pesar de ser una persona que no ha querido depender de nadie ni en la enfermedad, la juez sabe que el mérito no es suficiente. Como ella misma afirma: “Sólo en el cielo se recompensa la virtud anónima. En este mundo, para triunfar, la gente te tiene que conocer”. A mentores y amigos Sonia Sotomayor confía su marca y su objetivo: la judicatura.  En las memorias deja bien claro que esta historia de esperanza no hubiera sido posible sin las alianzas necesarias.

Más allá del mérito, el talento necesita un objetivo y que éste sea compartido con quienes pueden ayudarnos a conseguirlo.  Como muestra la trayectoria de la juez Sonia Sotomayor, la excelencia profesional y la visibilidad no están reñidas.

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