¿Podría un robot hacer tu trabajo?

riesgos de inteligencia artificialEste fin de semana tuve la oportunidad de escuchar en directo al presidente ejecutivo de Google. Eric Schmidt dibujó un futuro que se avecina a mayor velocidad de la que pensamos y que pivota sobre el eje persona/máquina.

Por una de esas ironías tan reveladoras, a los asistentes a la conferencia del presidente de la mayor empresa de información del mundo se nos pidió que no compartiésemos su contenido.  Subrayo entonces que las opiniones vertidas en la nota de hoy son mías.

Escuchar a Schmidt me ha hecho reflexionar sobre cómo la inteligencia artificial está modificando los puestos de trabajo, el tuyo también. En la medida en que la tecnología permite análisis más rápidos de volúmenes más ingentes de datos, la inteligencia artificial empieza a reemplazar a la humana, en especial en aquellas tareas basadas en la repetición.

Esta sustitución no es nueva. Algunos perfiles profesionales se han visto modificados o han sido ya extinguidos.  El cajero automático para bancos se inventa en 1967 y jubila al pasante con manguitos. Hoy la automatización llega a los operarios  que cobran el peaje de la autopista.  Han pasado años, cierto. Pero el ritmo de innovación y de adopción de la innovación se acelera.

Quizás pienses que no te afecta porque tú no realizas este tipo de trabajo. Pero te afecta –nos afecta- porque en mi opinión cualquier tarea que contenga un mínimo de repetición y/o se base en el análisis de datos masivos se automatizará.

Pensemos en un acto tan humano como escribir, con una materia prima tan humana como es la palabra.

¿Quién corrige hoy los textos? El corrector automático de tu programa Word. La primera versión de este software se remonta a 1983.

¿Quién los traduce?  El traductor de Google (2007) se basa en la traducción automática estadística y, por lo tanto, aprende: cuanto más traduce, mejor traduce, porque más datos compila.

¿Cuál es el siguiente paso? Crear el texto prediciendo, por análisis estadístico, cual es la palabra que normalmente precede a la que acabas de escribir. ¿Te parece psicodélico? Autocomplete –esa prestación que te ahorra tener que teclear una palabra entera en tu móvil o barra de navegación- es un algoritmo que aprende:  “Muchos de estos algortimos aprenden nuevas palabras cuando el usuario las ha escrito unas cuantas veces y pueden sugerir alternativas basándose en los hábitos adquiridos de cada usuario”.

La tecnología ha modificado determinados perfiles profesionales: pienso en los agentes de viaje, pero también en los editores y escritores (sobre autores escribí este whitepaper) y en los maestros y médicos. En otros casos, directamente destruye puestos de trabajo por obsolescencia. En contrapartida,  por innovación, creará nuevos puestos.  Nos encaminamos a un mercado de trabajo muy diferente, creo yo.

¿Qué podemos hacer?

Va siendo más urgente de lo que creemos que cada uno de nosotros identifique y se concentre en aquellas tareas y aportaciones profesionales que realiza mejor que  la máquina.  La visibilidad, como explico en Tu plan de visibilidad 40+, se basa en la diferenciación.  Cuando analicemos en qué somos diferentes de la competencia, incorporemos también qué nos hace diferentes de una máquina.

¿Qué nos sale mejor? Cualidad  frente a cantidad.  Piensa en cualquier activo vinculado a la cualidad: la empatía, el carisma, la pasión.  En cantidad nunca ganarás al algoritmo. En cualidad, sí.

A continuación, nos conviene incorporar a nuestro perfil aquella tecnología que nos permite sacar mejor partido de estas cualidades. No se trata de abominar de la tecnología sino de ser estratégicos.  La máquina tiene que trabajar para tí. De otro modo, ¿quién sirve a quién?

Formarnos y actualizarnos también nos ayuda, porque en este nuevo mercado la moneda, más que la información, será el conocimiento.

Esbozo esta primera hoja de ruta desde la convicción de que, cuanto más humanos, mejor.   Echo en falta mayor pensamiento crítico sobre la relación entre la tecnología y la sociedad. Menos “me gusta” y más “pros y contras”, que se nos va a pasar el arroz.

¿Cuál es tu opinión? Gracias por compartir esta nota y por comentarla.

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9 comentarios en “¿Podría un robot hacer tu trabajo?”

  1. Neus! Interesantísimas tus reflexiones que comparto y me permito expresar mis opiniones totalmente subjetivas.

    Estoy dentro del mundo de la tecnología por lo que tu reflexión ha tocado algo muy dentro mío.

    Siempre había escuchado que la herramienta sólo es la herramienta y quien decide cómo usarla es la persona.

    Me pregunto: Para qué se inventó lo que se inventó? Quien hay detrás? cuáles son sus motivaciones para hacer lo que hace?

    Un martillo puede servir para clavar un clavo y colgar un bonito cuadro, pero también para hacer cosas «malas».

    La tecnología para mi es lo mismo.

    Depende de quien lo invente y para qué lo invente.

    Debido a la revolución tecnológica que vivimos, la reflexión acerca de este hecho ahora ya es obligatoria y puedes decidir por ti mismo cómo usarlo en función de tus motivaciones vitales.

    Después de experimentar con las tecnologías, he probado todas las que me han sido posible y decido descartar aquellas que no me aportan ni a mi ni a mi entorno.

    Para mi compartir los aprendizajes de tus experiencias vividas es la razón del ser humano para portar nuestro granito de arena en la evolución de la especie.

    Gracias por abrir este espacio e invitarnos a compartir, Neus!

    Os envío un fuerte abrazo.
    Joan

  2. Muy buen artículo, Neus.

    Creo que lo peor que podemos hacer es temerle a la tecnología, porque ese temor no sólo puede dejarnos fuera de circulación, sino que, además, nos impedirá aprovechar todo lo que la tecnología tiene de bueno, que es mucho.

    En cualquier caso, creo que por mucho que avance la tecnología, por mucho que se intente robotizar la vida, no habrá máquina capaz de pensar y sentir, al menos, de la manera en que los seres humanos pensamos y sentimos. El «pensamiento» de una máquina siempre será una imitación del pensamiento humano, pero no un pensamiento en sentido estricto, es decir, un pensamiento fruto de la cultura, las vivencias, la experiencia, las relaciones, la educación. Somos lo que vivimos. Somos lo que pensamos. Y de eso surgen los sentimientos, algo que ninguna máquina podrá tener jamás, por mucha inteligencia artificial que tenga.

    Para escribir, por ejemplo, no basta con tener memoria ni saber todas las palabras ni combiarlas de una determinada manera -cosa que una máquina podría hacer-, para escribir y atraer y seducir y conmover, además, hay que sentir. Y mientras las máquinas no puedan hacerlo -y espero que nunca lo hagan-, podemos seguir soñando, viviendo y creando tranquilos.

    Un abrazo desde Argentina.

    Jorge

  3. Muy buena reflexión, la comparto al igual lo que señala Jorge. Pienso que la única ventaja comparativa y competitiva que tenemos contra el «robot» son los sentimientos, las emociones, no hay algoritmo que facilite reconocer cual será el comportamiento de una persona en tal o cual situación, pues aun bajo las mismas circunstancias el ser humano no tiene la misma actuación, así que la tecnología todavía tienen una frontera, que a mi juicio no podrá cruzar exitosamente.

  4. ¡Hola Neus!
    ¡Qué interesante reflexión!¡Cualidad versus cantidad!
    Hace poco escuche al director de la revista QUO que ya está inventado un robot que es capaz de almacenar todas la información en investigaciones nuevas que se producen al año en el mundo (hecho que ningún médico podría hacer incluso únicamente dedicándose a formarse), de manera que dentro de poco, cuando se vaya al médico, se introducirán los datos y el robot ayudará al médico a determinar el problema que tiene el paciente.
    Asimismo se comentaba que la única manera de que ese robot no acabe prácticamente trabajando solo será que el factor humano se haga necesario ya sea por aspectos relativos a cualidad como tú comentabas.
    De nuevo, muy interesante reflexión la que aportas! E interesante debería ser la que hiciésemos el resto.
    Un saludo

  5. Pingback: ¿Quién controla el futuro? | Jaron Lanier fragmento en PDF y reseña

  6. Muchas gracias Liliana, Joan, Jorge, Roberto, Fernando y Antonio por comentar. Esta entrada y el debate que quiere generar continúan abiertos. A falta de otros foros más formales, cedo éste para que el debate sobre tecnología y sociedad continúe. Esto acaba de empezar. Un abrazo a todos

  7. Pingback: ¿Quién controla el futuro? librosensayo.com | Valor de cambio

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