Autores y lectores

Antes que escritora, soy lectora. Y, gracias a mis lectores, leo de forma distinta.

Me explico. En mi etapa A.E.P (antes de  escribir y publicar), leía,  criticaba y /o recomendaba títulos con una soltura casi irreflexiva: su autor/a me quedaba tan, pero tan lejos que ni se me ocurría incluirle en la ecuación. Como si los libros se escribiesen solos.

En mi etapa D.P. (después de publicar), cuando otros han leído y leen lo que escribo, se me volvieron las tornas. Me he dado cuenta de hasta qué punto son importantes los lectores, no sólo para la vida comercial de un libro sino como soporte emocional de quien lo ha escrito.

Imagino que cada autor contará de la feria según le vaya. Para algunos, escribir puede ser -o presentarse- como un acto autocontenido, que no requiere de interacciones sucesivas. En mi caso, cuando escribo me esfuerzo por tender un puente que me acerque a otros miembros de la tribu. Y acabo y no sé siquiera si la cabeza del puente cruzo el río.

Mi suerte inmensa son esos lectores que sienten la necesidad de escribirme o hablarme para compartir su impresión. ¡Si pudieran atisbar el impacto de sus mensajes!

Por eso, en mi etapa D.P., he  modificado mis reglas de juego lector. Hoy son éstas:

– Si un libro no me gusta, lo dejo y me callo. Alguien hizo un esfuerzo por escribirlo. Por respeto, la cosa acaba ahí. Ni críticas públicas ni, mucho menos, puñaladas. Frente a la irrelevancia, silencio.

– Si un libro me gusta, lo recomiendo a aquellas personas a quienes creo que puede interesar.

– Si un libro me emociona, escribo a su autor y se lo agradezco. No espero que me responda. Sólo confío en que mis palabras le ayuden en esos días en que entre la mente y el teclado se extiende una distancia insalvable. Igual no le sirven: igual sí. Pero considero que es mi responsabilidad apoyarle para que continue intentándolo.

Esta última regla la  he aprendido de quienes me leen. La hago pública, como homenaje y para que quede constancia.

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4 comentarios en “Autores y lectores”

  1. Pues no puedo estar más de acuerdo contigo.
    Yo empecé mi etapa del blog cuando ya me habían publicado. Pero no hago ningún comentario si el libro no me gusta. De hecho, no lo sigo leyendo.
    Si me gusta, comento.
    Y si me apasiona, también suelo escribir al autor para darle las gracias por los momentos que me ha hecho vivir.

    Es muy difícil el asunto de la escritura. Un saludo

    P.D. Debo reconocer que tú y yo aún no nos hemos leído. Así es que me tendré que poner a la faena.

  2. Me fascina leer el testimonio (tan poco frecuente) de cómo alguien evoluciona en su perspectiva de las cosas según va aprendiendo de su experiencia. Esto es lo que yo considero ‘vivir’, crecer, estar en continuo desarrollo.

    Creo que esta reflexión tuya es enormemente sincera porque muestra cómo generamos empatía si somos capaces de cuestionar nuestras propias ideas.

    Yo también cambié mucho de forma de ver la literatura (y la comunicación, en general) al pasar por mi primera y única experiencia (hasta ahora) de publicación. Desarrollé una gratitud inmensa hacia los lectores (poquitos) que me hablaban del libro y me devolvían una historia mejorada, convertida en otra cosa mejor. Porque, como me dijo un buen amigo: un libro, cuando está escrito, pertenece al lector. Es él el que lo cambia, lo convierte en lo que es, te devuelve lo que él ha vivido en sus páginas y, siempre, siempre, hace que el mensaje se complete.

    Yo ahora estoy en mitad de ‘Una mujer como tú’. De momento, se lee como la seda. Es una delicia.

    besos

  3. Marta: tu amigo tenía razón 🙂
    Y con «Una mujere como tú», lo dicho: si te gusta, por favor lo compartes. Y me cuentas tu lectura.
    Un abrazo

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