Otros temas

#monkeyfirst:  Lo más difícil va primero

X es el laboratorio de innovación de Google. Este laboratorio es una fuente de propuestas tecnológicas (como pueden ser los coches autodirigidos) y también de gestión. Hoy quería hablarte precisamente de cómo gestionan en X los proyectos.

La premisa del equipo de innovación de Google se resume en un hashtag un tanto surrealista: #monkeyfirst, que vendría a ser «el mono va primero». Ésta es la idea: si quieres enseñar a un mono a recitar sonetos de Shakespeare, antes de preocuparte por diseñar el pedestal al que lo subirás para exhibirlo y que los recite, preocúpate de ver si es posible que los aprenda. En otras palabras: empieza un proyecto enfrentándote a la mayor dificultad.

#monkeyfirst es encargarse primero y siempre de la tarea más compleja. De este modo liberas energía y espacio mental para dedicarlo a lo que sí te motiva.  Puedes sustituir “complejo” por “aburrido”, “pesado”, “cansado” …  Me refiero a la tarea que postpones siempre, la que te angustia.  La que nunca consigues tachar de la lista.

En mi caso, agendo todas las tareas de gestión por las mañanas. Las tardes -salvo reuniones o eventos que no dependen de mí- están reservadas para leer y escribir con tranquilidad y con ganas, porque siento que ya me he quitado lo más gordo de encima.

Si quieres aplicar el #monkeyfirst a un proyecto nuevo, por ejemplo, pregúntate a la hora de lanzarlo qué es lo más difícil –y lo más crucial-y comienza por ahí. No te preocupes por el decorado hasta que no hayas resuelto los entresijos.

La idea es de aplicación inmediata y los resultados, también. Cuéntame qué tal te va en los comentarios a pie de post.

La ilustración es de Carolina Buzio.

Suscríbete y haz que tu talento sea más visible.

El auge de la imperfección

la imperfecciónHemos pasado de una era en la que todo debía ser perfecto a una época en la que la imperfección se valora. La sociedad ha cambiado y los consumidores ya no queremos productos perfectos, sino auténticos.

El ideal de perfección es una aspiración que ha sido prevalente en la sociedad durante mucho tiempo. Sin embargo, en los últimos años se ha abierto paso la imperfección. ¿De dónde procede y cómo nos afecta este cambio de mentalidad?

La sociedad en la que vivimos está cada vez más expuesta a la realidad: las redes sociales, internet y los medios de comunicación hacen que tengamos acceso a información 24 horas al día. Esta (sobre)exposición nos ha hecho más conscientes de los problemas del mundo y de lo imperfecta que es la vida, incluyo cuando la editamos.

Las empresas, por su parte, también han cambiado su forma de comunicarse con los consumidores. Antes mostraban sólo los aspectos positivos de los productos. Sin embargo, ahora asumen también en público los fallos y las críticas. La imperfección transparente hace que los consumidores y clientes nos sintamos más cercanos a las marcas y que confiemos.

Las personas somos hoy reconocidas por nuestra diversidad: de cuerpos (con el movimiento “body positive”), de orientaciones, de procedencias.  Y esta diversidad se arropa en valores como la vulnerabilidad, que sustituye al sacar pecho.

Finalmente, la presencia cada vez más ubicua de aplicaciones de Inteligencia artificial nos expone a obras perfectas: apuesto a que terminaremos saturándonos de tanta excelencia y valorando lo artesanal, con su dosis de fallos y de inconsistencias.

Perfecto, no: auténtico. ¿Qué opinas? ¿Crees que estamos viviendo un cambio en la valoración? Gracias por compartir tu punto de vista en los comentarios.

Suscríbete y haz que tu talento sea más visible.

Cómo ver más allá de la incertidumbre

incertidumbreEn poco tiempo muchas cosas han cambiado en nuestra vida. La pandemia nos ha sacudido como si fuera un vendaval y estamos comenzando a vislumbrar que lo que conocíamos ya no es posible o no funciona.

Te invito a ojear cualquier revista o dominical del mes de marzo:  los protagonistas de las fotos y entrevistas aparecen a cara descubierta en los shoots de moda y  nos presentan el vestido perfecto para un evento multitudinario y las reseñas nos hablan de los últimos estrenos. Esos escenarios hoy son caducos o están muy limitados.

Pero en marzo aun no lo sabíamos. Y ahora tenemos que admitir que tampoco sabemos lo que vendrá. La incertidumbre nos angustia.

Mi antídoto personal para la incertidumbre es la curiosidad.

Se trata de observar lo que sucede en tu entorno, en tu trabajo, en tu sector, de forma desapasionada. Se trata de sustituir el juicio por la atención. No juzgues, no te culpes, no te enfades: estudia lo que ves.

En la vida no hay vacíos: frente a la destrucción de la pandemia están apareciendo nuevas tendencias.  ¿Qué tipo de consumos está creciendo? (los contenidos audio, por ejemplo). ¿Qué tipo de comportamientos está creciendo? (la digitalización de la cotidianeidad,…). ¿Qué nuevos problemas están surgiendo? (la necesidad de tener una oficina en casa… ) ¿Dónde te puedes insertar tú en este nuevo tablero?

No te juzgues ni culpes. El juicio y la culpa empañan tu mirada y dificultan que detectes las oportunidades. Alíate con la curiosidad.

Si escribes, sabes que la incertidumbre forma parte de la experiencia editorial.  Cuanto mejor conoces el sector, más oportunidades certeras tienes para tu obra. De esto hablamos en la segunda edición del Curso de Marca personal para escritores.  Puedes leer la opinión de Jose Soler, autor de Lo nuestro no es raro y alumno de la primera edición, en esta entrevista.

La ilustración es de Tyler Spangler

Suscríbete y haz que tu talento sea más visible.

Cinco libros que te harán feliz este verano

librosEntramos en la época del año en que estamos más tranquilos y predispuestos a la lectura. Preparamos la maleta y pensamos en meter dentro un libro, quizás dos. Surge entonces la duda: ¿qué título leer cuando la oferta es tan amplia?

En esta nota te propongo cinco, seleccionados de acuerdo con un criterio muy personal:

Estos cinco libros me han hecho feliz.

Leyéndolos me he reído, o he tenido un momento “Eureka- esto es justo lo que quería decir”, o se me han pasado las horas o he viajado lejos sin moverme del parasol. Ninguno es novedad, pero todos podrían proporcionarte un momento de alegría consciente. Son éstos:

De Una habitación propia, de Virginia Woolf, podríamos decir que se trata de un ensayo #Metoo.  En el 2019 se cumplirán 90 años desde su publicación: anticípate y léelo ya (este texto es la lectura de julio del Club Vive 50).

El cuello no engaña, de Nora Ephron. Sí, ya sé que me pongo pesada recomendando a Nora una y otra vez, pero qué le voy a hacer. Ephron consigue que sonrías y te identifiques con todas esas situaciones incómodas y a veces incomprensibles que provoca el hacerse mayor. El libro está descatalogado (ojalá se reedite pronto): la mejor manera de hacerte con un ejemplar es acudir a tu biblioteca.

La trilogía del Ibis de Amitav Gosh. Frente a la epidemia de opiáceos que actualmente asola los Estados Unidos, nada como leer los intríngulis de la Primera Guerra del Opio (1839-42) y ver el cruce de intereses entre los gobiernos y los traficantes.  El autor maneja tan bien los distintos registros lingüísticos que creerás que entiendes el bengali o el chino cantonés. Están disponibles en castellano los dos primeros títulos de la trilogía, Mar de amapolas y Ríos de humo.

Marie-Laure, la protagonista de La luz que no puedes ver, la historia que Anthony Doerr ambienta en la segunda guerra mundial, es una muchacha ciega. El descomunal logro de su autor consiste en que, al describirle a ella su mundo, se lo muestra al lector.  A través de la búsqueda de un anillo maldito vemos como el bien y el mal, la luz y las tinieblas, se ciernen tanto sobre  los habitantes de la isla de Saint Malo sobre los alemanes que la ocupan, entre los que destaca Werner, el joven radiofonista  huérfano. Con esta novela Doerr ganó el Pulitzer en 2015.

T.S.Eliot trabajó toda su vida en horario de oficina, primero en un banco, después como editor, a la vez que escribía poemas inmensos como Tierra Baldía. Al final, a este empleado de banco le concedieron el Nobel de Literatura. Desde hace muchos años, cada verano releer sus obras completas es para mí un ritual. La edición británica de este poema fue publicada precisamente por Virginia Woolf, la autora que abre esta selección, y su marido.

Estos son los cinco títulos que te propongo. Por supuesto me encantaría que cualquiera de los que yo he escrito también te hiciera feliz. Aprovecho esta nota para dar las gracias a todos los lectores/as que me comentáis vuestras impresiones.

¿Qué libro leerás tú? Gracias por compartirlo a pie de post y felices vacaciones.

PD: La fotografía muestra a esta autora siendo feliz hace unos cuantos veranos.

Suscríbete y haz que tu talento sea más visible.

Si no sabes qué hacer, no hagas nada

Si no sabes qué hacer¿No sabes qué producto debes promocionar? ¿Te cuesta decidir si una propuesta laboral te conviene?

Para. Detente y escucha. No hagas nada.

“No hacer nada” es el nuevo mantra de algunos de los autores estadounidenses que sigo. Dejar que las cosas fluyan se ha convertido en una estrategia de negocio.

Crece la reclamación de tiempos propios, que destinaremos a lo que nos de la gana con un objetivo: tomar perspectiva – o cambiarla. Lo que se promueve no es parar porque sí, sino una pausa productiva, durante la cual prestamos atención a los aspectos que realmente nos importan.  Aprovechamos la pausa para cambiar la mirada. La necesidad de simplificar llega con su contradicción inherente: para que no hagamos nada, nos van a enseñar a no hacer nada.

Ya en 2012 el escritor Pico Iyer argumentaba en el New York Times que “en apenas una generación hemos pasado de loar los aparatos que nos ahorran tiempo y que expanden nuestras vidas a intentar alejarnos de dichos aparatos para ganar más tiempo. Cuantas más maneras tenemos de conectar, más desesperados estamos por desconectar”.  Te recomiendo su Ted Talk sobre el arte de la quietud.

Puedo identificarme perfectamente con la necesidad de parar. A veces me miro y miro alrededor y nos veo como hámsters haciendo girar la rueda. Somos seres sobreexcitados y sobrecafeinados que se agitan en redes sociales que son cada vez más redes y menos sociales.  Vivimos en modo 24/7, como los robots. Pero el trato no es éste, al menos para mí. Yo no quiero parecerme a un robot. Yo lo que quiero es que un robot me permita ser más yo –quiero más pausas creativas. Sin embargo, reconozco que a veces tanto ruido nos viene bien. Parar nos genera angustia porque preferimos el ruido a las preguntas.  Es difícil hablar del propio propósito.

En resumen:

  • La nueva tendencia es detenerse y observar. Surgirá una industria que nos enseñara a no hacer nada y a no distraernos, como el software que bloquea el acceso a Internet mientras escribes.
  • Parar supone aceptar que no somos constantemente productivos… y que no pasa nada por eso.
  • Parar es una oportunidad extraordinaria para escucharse a uno mismo. Escucharse a uno mismo es angustioso pero necesario. La soledad nos impone respeto.

Ahora que hemos cruzado el umbral del verano en mi hemisferio, quiero recuperar el placer de la inmersión y de la presencia. Leer adentrándome en una trama sin la presión autoimpuesta de consultar mi móvil, no fuera caso que llegue un mensaje fundamental mientras yo estoy en otro mundo. Estar auténticamente presente en una conversación, escuchando lo que la otra persona dice … y lo que quiere decir. Olvidarme de tomar un selfi pensado para que recuerde lo que no puedo recordar porque cuando lo tomé no estaba plenamente allí.

Si no sabes qué hacer, no hagas nada. Puedes tomarte un sabático de un año… o de una hora. Da igual. Lo apagas todo y te vas a caminar, que es una manera formidable de cambiar la mirada – y no requiere presupuesto.

Me despido por ahora con mi agradecimiento por estar en esta lista tan inspiradora para mí.

La ilustración de este post es un ejemplo precioso de cómo cambiar la mirada. Su autora, Eleanor Macnair, es especialista en reproducir fotografías empleando plastilina.  Esta reproducción se refiere a esta imagen de Cindy Sherman.

 

 

Suscríbete y haz que tu talento sea más visible.

Lecturas de temporada: Siete títulos para descorchar en estas fiestas

lecturas de temporadaLa que sigue es una selección particular de siete títulos para las fiestas. Te animo a leerlos y/o a regalarlos, por las razones que expongo a continuación.

Hombres desnudos.  Este año la crisis ha ganado el premio Planeta. Alicia Giménez Bartlett resuelve con maestría una trama sórdida. Aquí puedes leer  mi reseña (en catalán; en castellano). Novela ideal para comentar en la fiesta de Fin de Año (también puedes acompañarte de Un hombre de pago).

¿De quién es Steve Jobs? La canonización del fundador de Apple prosigue y Jobs se convierte en una especie de santo 2.0.  De El libro de Steve Jobs, editado por Malpaso, llama la atención la estética: un volumen negro como determinados aspectos del protagonista. Ideal para Jobmaníacos y para regalar a tu amigo invisible.

¿Planteándote cómo sobrevivir a la cena de empresa?  Este ritual corporativo me inspiró Office Party, un cuento moderno de Navidad. Aposté decididamente porque, por una vez, triunfe la chica grande. Ideal para chicas grandes que quieren sentirse sex symbols por una noche.

En la categoría “Literatura internacional” te propongo Americanah.  La historia de una nigeriana en EEUU nos habla de la identidad y el exilio, en unos momentos convulsos en los que medio mundo se refugia en la otra mitad.  Chimamanda Ngozi Adichie escribe muy, muy bien. Ideal para viajar a Lagos sin moverte del sofá. He leído la novela en inglés; la versión castellana es ésta.

En literatura catalana apuesto por Fulls de contactes. Las memorias del fotógrafo Xavier Miserachs te ayudaran a entender de una vez y para siempre qué fue y quién estuvo en la «Gauche divine» y a contextualizar la exposición que el MACBA dedica a su obra.

Thriller night. Cuando vas en tren leyendo y tres asientos más allá otra viajera lee el mismo thriller en otra edición, saber que estas frente a un best-seller.  Sé lo que estás pensando es ideal para aislarse de la cacofonía familiar.

Tu Plan 40+:  Escribí este manual para ayudarme y ayudarte a clarificar tu propósito; el de Año Nuevo, por ejemplo. Ideal para profesionales de más de 40, que quieren apostar por su visibilidad.

Si has leído –o lo lees- alguno de estos títulos, gracias por compartir tu opinión en los comentarios.

PD: La imagen que ilustra la nota procede de este pin.

Suscríbete y haz que tu talento sea más visible.

¿Qué libro estás leyendo?

imagesEAX8V14L

Soy de las que creen que los libros nos presentan a las personas. Saber qué lee el otro nos acerca a su visión del mundo.

Llevo días dando vueltas a cómo conocer mejor a las personas que me leen, para poder afinar en los contenidos y en la conversación. Y se me ha ocurrido preguntarte por tus libros.

Saber qué lecturas te interesan o te han interesado me ayudará a formarme una idea de ti. No se trata de una encuesta científica, sino de una aproximación intuitiva.

He partido de un cuestionario que el Financial Times emplea en sus entrevistas, del que he adaptado estas preguntas. Puedes responderlas todas, o algunas, o una sola. A tu criterio.

  • ¿Qué libro(s) tienes en la mesita de noche?
  • ¿Cuál es el libro que recuerdas de tu infancia?
  • ¿Cuál es el libro que te hubiese gustado escribir?
  • ¿Con qué autor te gustaría quedarte encerrado en un ascensor?

Por coherencia, creo que yo misma también debo responder al mini cuestionario. Éstas son mis respuestas.

  • ¿Qué libro(s) tienes en la mesita de noche?  El héroe de las mil caras, de Joseph Campbell.
  • ¿Cuál el libro que recuerdas de tu infancia? La serie Los cinco, de Enid Blyton. Cuando la terminé, empecé a escribir yo. Quería nuevas aventuras.
  • ¿Cuál es el libro que te hubiese gustado escribir? El que estoy escribiendo ahora mismo. ¡Sólo si pienso esto puedo continuar!
  • ¿Con qué autor te gustaría quedarte encerrado en un ascensor? Con Brenda Ueland,  Michael Chabon, Elizabeth Gilbert y Anne Lamott.

Gracias de antemano por tus respuestas.

Suscríbete y haz que tu talento sea más visible.

Fail fast. Por qué te interesa fracasar

Fail fast
La palabra “fracaso” está cambiando de color. En vez de ser un estigma, se convierte en una medalla al valor de quien lo intentó, aunque al final las cosas no salieran bien.  Y al final casi resulta que fracasar nos conviene.

“Fracasa rápido” – fail fast– es uno de los mantras de la llamada Nueva Economía: no lo pienses demasiado y prueba.  La tecnología permite desarrollos más veloces con menos recursos. Por tanto, podemos probar y corregir con mayor facilidad. Y eso nos interesa a la hora de gestionar nuestra visibilidad.

Investigando sobre el fracaso descubro que en Ingeniería informática “fail-fast” designa la propiedad de un sistema o módulo en relación a su respuesta al error: “los sistemas Fail-fast se han diseñado para detener su funcionamiento normal en vez de intentar continuar un proceso posiblemente erróneo.” En humano: si la estrategia no funciona, no te obsesiones y cambia de estrategia.

Cuando construyes tu visibilidad en Internet, fracasar rápido te interesa por estas tres razones:

  • Porque la tecnología no te permite actuar en modo borrador

Ni Facebook ni Twitter te permiten hacer una primera versión y publicarla después. Si tu tuit no te convence, lo borras una vez publicado.  Esta propiedad nos invita a pensar antes de abrir la boca y desaconseja los “calentones”.

  •  Porque la tecnología no es inmutable

Los powerpoints me caducan a velocidad de vértigo. Cada vez que hablo de una red social en el aula, las posibilidades de que haya cambiado sus prestaciones son elevadísimas. La tecnología cambia y la única manera de aprender es probar y equivocarse.

  • Porque la tecnología es plural

Te das cuenta de que tu campaña de visibilidad en una red social X no te da ningún resultado: no genera notoriedad, ni te aporta visitas, ni se cumplen los objetivos. En definitiva, un fracaso. No problem: te vas a otra red y vuelta a empezar. ¿Para qué vas a perder tiempo intentando generar audiencia en un formato que no contribuye a creártela? (Inciso: tomar una decisión así requiere medir, de modo que podamos saber con certeza qué funciona y qué no).

El fracaso rápido supone aprender a funcionar en modo prueba y error. En nuestra cultura el fracaso se ha relacionado tradicionalmente con el error, no con el aprendizaje. Pero si queremos adaptarnos a un contexto sociotecnológico cambiante, incluso para criticarlo desde dentro, fracasar rápido es una de las mejores estrategias para aprender y para crecer.

Sobre el fracaso puedes leer Game over. Los trece errores que me llevaron a cerrar mi empresa. Conocí el libro de la mano de su autor,  Javier Regueria, quien me contactó en su día para decirme que siguió las indicaciones de Marketing para escritores y logró publicarlo.  ¡Una alegría!

Del fracaso editorial también hablaremos en el I Taller de Marketing para escritores los  próximos 16 y 23 de febrero. A la participación extraordinaria de Lorenzo Silva se suma ahora otra invitada de excepción. Pistas: ¿te gustaría poder consultar tus dudas de tú a tú con una de las agentes literarias más influyentes del país?

Nos leemos. Anímate y apúntate a mi Lista para recibir más contenidos sobre Visibilidad.

PD:  Encuentras otras citas estupendas e inspiradoras sobre el fracaso en este tablón de Pinterest.  

Suscríbete y haz que tu talento sea más visible.

«El cosmonauta». El micromecenazgo como alunizaje social

Me escribe Carola de Riot Cinema y me cuenta de su proyecto. La película El cosmonauta, para cuyo desarrollo han recaudado hasta la fecha 462.340 Euros, se basa en el micromecenazgo. La película está cofinanciada por 3.757 productores particulares y 502 inversores que deciden apostar para que vea esta historia distópica (a su regreso, el cosmonauta se encuentra con un planeta desierto) vea la luz.

En Riot Cinema han publicado ya en la Red el trailer y mantienen a propios y extraños al día de todo.  Si te interesa, todavía puedes sumarte a la experiencia: les faltan 90.000 Euros. Por la forma profesional de comunicarse y su talante innovador (la película se anuncia como transmedia, con contenidos asociados en otros formatos) El cosmonauta merece un alunizaje social visible.

El micromecenazgo (crowdfunding) como vía de financiación gana adeptos. Aquí puedes leer los avances de Fènix 11-23, otra película que también recurre a particulares como fuente adicional de recursos. La aportación mínima son 10 euros y ya han recaudado más de 55.000.

Raras veces hablo en mi blog de proyectos de terceros: no es éste su propósito. Pero la viabilidad de este tipo de iniciativas me interesa, porque algún dia se rodará por fin la película de mi novela Un hombre de pago y todos los caminos estarán abiertos. Y en el caso de El cosmonauta quizás también porque yo nací -como ya confesé precisamente en Un hombre de pago– el año en que Valentina Tereshkova se convertía en la primera mujeren viajar al espacio.

Suscríbete y haz que tu talento sea más visible.