octubre 2013

Marca personal y redes sociales

marca personalEn todos los seminarios que doy, en todos, surge siempre la pregunta angustiosa -“¿Tengo que estar en todas las redes sociales?”- o la objeción airada (“¡¿Por qué tengo que estar en todas las redes sociales?!”).

La duda agobia porque viene envuelta por presión del entorno. Los colegas te dicen que ya estás tardando, tu editor te pide más followers,tu hijo te llama “antiguo”…. Vamos, hasta los padres y madres de la clase te achuchan para que te metas en el whatsapp que han abierto.  En definitiva, sientes que el “me gusta” te tiene que gustar, sí o sí.

Aquí va mi respuesta a la pregunta de marras:

NO.

No tienes que estar en todas las redes sociales.

Sólo te conviene estar en aquellas redes que te aportan valor. Te animo a cambiar el «tengo que» por el «para qué».

En mi opinión, interesa estar:

–      En las redes donde exista una conversación que te concierne. Si de tu tema se habla en un grupo de LinkedIn, te interesará participar en ese grupo.

–      En las redes donde estés más cómodo. No es lo mismo resumir una idea en un tuit de 140 caracteres que desarrollarla en un post de 300 palabras. Algunos usuarios prefieren la imagen y se van a Pinterest o Instagram. Otros prefieren el texto. Donde mejor estés, mejor lo harás.

–      Una persona con pocos perfiles pero bien llevados (bien mantenidos, bien metaetiquetados) les saca mayor y mejor rendimiento que la que tiene perfiles urbi et orbe abandonados a su suerte. También en redes menos es más.

–      Línea editorial: tanto para orientar a nuestros contactos como para la optimización en buscadores es interesante definir de qué hablaremos en cada red.

A propósito de línea editorial y redes, te anuncio que he activado mi perfil particular en Twitter (@NeusArques). Hasta ahora tuiteaba desde nuestra cuenta corporativa (@Manfatta), pero los temas que quiero compartir empezaban a salirse del marco corporativo.  En mi cuenta personal hablaré de visibilidad y de Internet, cierto, pero también de los libros que leo y de los que escribo. Y de la vida.  Encantada de leerte allí también.

Tú, ¿qué opinas? ¿También has sentido la presión del «tener que  estar 2.0»? ¿Cómo lidiaste con eso?

Muchas gracias a todos los que opinásteis sobre el elefante en la habitación. Me leí los argumentos, los diseccioné. Al final en el Congreso Ebook hubo debate. Os dejo el resumen que  Paula Corroto, moderadora de mi mesa redonda, en la que participé junto con JuanMa Cruz, Presidente de la Confederación de Gremios de Libreros (CEGAL) y Miguel Aguilar (editor de Debate), ha publicado.

PD: Éstas son las próximas convocatorias: Salón de Literatura Transmedia (Zaragoza, 9 de noviembre) y  Branded Content:  Cómo construir un relato promocional. Curso organizado por el Col. Periodistes (Barcelona, 11 de noviembre).

PPD: La ilustración es de Sarai Llamas.

 

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¿Es lo mismo promocionar una persona que promocionar una pizza?

Una de las resistencias que más a menudo surge en mis  seminarios de Gestión de la Visibilidad tiene que ver con la aplicación de las técnicas de Marketing. ¿De verdad es lo mismo promocionar una persona que una pizza?

Mi opinión es que no es lo mismo, pero funciona igual. Me explico: Una persona no es un producto. Ni lo es ni lo será nunca, porque tiene atributos morales. Sin embargo, una persona opera en un mercado profesional.  Tú, yo, todos nos desenvolvemos en entornos profesionales, de competencia y de cooperación.  Estos entornos están saturados de mensajes, de “ruido”. La saturación nos pone delante el reto de ser visibles, porque sin visibilidad no hay venta. Como las lógicas de funcionamiento de los mercados son parecidas, podemos importar las técnicas estándar que el Marketing emplea para promocionar productos y utilizarlas para optimizar nuestra visibilidad.

El trasvase es más común de lo que a primera vista podríamos pensar. El New York Times publicó este verano un reportaje –Is Selling a President Any Different from Selling a Pizza? -que seguía la pista de los miembros del equipo de campaña online de Barack Obama. ¿A qué se dedican ahora que no hay campaña? ¿Es lo mismo «vender» un candidato que una pizza? (En la foto, uno de los miembros del equipo juega a ping-pong contra el presidente durante su visita a “la cueva”, el “zulo” donde el equipo on-line analizaba datos sin cesar).

promocionar
El Presidente Barack Obama juega a ping pong con Gaurav Shirole (AMG) en la sede de campaña en Chicago, Illinois, 11 de agosto de 2012. (Foto:Chris Diltz)

El reportaje explica cómo diversos miembros del equipo han fundado una empresa que se especializa en identificar en qué momento y a qué usuarios es necesario transmitir un mensaje comercial determinado. Esta empresa ha ofrecido sus servicios de inteligencia… a los casinos de Las Vegas.  Otros compañeros han hecho lo mismo, fundando otra empresa  con Eric Schmidt (presidente ejecutivo de Google) como inversor (ojo al dato, porque Schmidt no da puntada sin hilo).

El análisis de datos fue un punto fuerte durante la campaña de 2012, en la que Obama fue reelegido presidente: a base de acumular y diseccionar datos sobre los indecisos, sus estrategas pudieron afinar mejor la  inversión publicitaria. Uno de los responsables de campaña declaró que conocían a todos y cada uno de los votantes que necesitaban convencer. “Conocían” = sabían su nombre, dirección, raza, género y nivel de ingresos.  Con estos datos, podían elegir el formato más eficiente para pasar los spots electorales. (También podríamos hablar aquí de privacidad).

¿Traición a la causa? Las empresas que han fundado los ex analistas de Obama aplican los conocimientos y tecnología propios de la campaña a esfuerzos más mundanos para clientes menos épicos, cierto, pero con fondos suficientes para pagar los sustanciosos sueldos de estos analistas, antes de que Google y Facebook los fichen. Al aplicar en un entorno comercial las lecciones de la campaña, recorren el trayecto inverso: aplican a la pizza lo que aprendieron promocionando la persona. Aquí la pregunta es la contraria: ¿es lo mismo promocionar una pizza que un candidato?

Gracias anticipadas por comentar y compartir esta nota. Te dejo con mis próximas convocatorias:

Este viernes, La visibilidad y el liderazgo, en Barcelona.

24 y 25 de octubre, Congreso del Libro Electrónico, en Barbastro.

11 de Noviembre: Cómo se construye un relato promocional (Branded Content), en Barcelona.

PD: ¿Ya estás en mi Lista?

 

 

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Steve Jobs: Cómo vivir antes de morirse

Steve JobsEstos días estoy leyendo la biografía oficial de Steve Jobs.

El libro presenta una imagen bastante ecuánime del fundador de Apple: el genio creativo convive con el gestor iracundo. Su obsesión por el detalle alcanza niveles patológicos, pero es esa misma obsesión la que consigue que Apple sea, desde el principio, más icono que marca.

Jobs encarna el arquetipo del forajido, pero su lucha tiene claroscuros: el mismo hombre que busca la belleza en un circuito integrado es incapaz de relacionarse de forma sana con su propio cuerpo.

El libro menciona el famoso discurso que dictó en la Universidad de Standford.  Su biógrafo cuenta  que Aaron Sorkin (guionista de series como «El ala oeste») le dio largas a la hora de ayudarle. Fue el propio Jobs -con su mujer, un auténtico poder en la sombra a la que me encantaría conocer- quien redactó el texto, citado hasta la saciedad y reducido a la “línea de puntos” y al famoso “Stay hungry, stay foolish” (que ni siquiera es frase suya). Con o sin ayuda, el discurso es un ejemplo formidable de storytelling y merece la pena leerlo/escucharlo en su totalidad.

La alocución de Jobs funciona porque construye un relato que nos permite vislumbrar al hombre detrás del héroe. No es casualidad que empiece explicando que su madre biológica puso como condición para darlo en adopción que los padres fuesen licenciados. Sus primeros padres adoptantes cambiaron de opinión y el bebé Steve terminó de rebote en un hogar no universitario. Fue el mismo Jobs tuvo que ir a la universidad para cumplir el trato.  Qué difícil, no, que te pongan «condiciones» para ser «hijo»: me parece tremendo.

Su discurso se basa en tres historias, un «mini viaje del héroe»,  que convergen en un único mensaje final.

#1 Confía en tu intuición

Jobs ve las experiencias de la vida como una serie de puntos, que se acaban conectando. Él fue a la universidad para cumplir el trato con su madre biológica. Una vez allí, abandonó los estudios y continuó por libre. Esta decisión le permitió, por ejemplo, estudiar la asignatura de Caligrafía. Y esta decisión caprichosa fue decisiva para que después el Mac integrase distintas tipografías.

Jobs afirma que los puntos vitales se conectan siempre a posteriori. Él no podía saber cuándo curso la asignatura el impacto que ésta tendría en su visión de producto. Por eso, porque no lo sabemos a priori, Jobs sugiere que confiemos en nuestra intuición y  los puntos se conectaran.

#2 El amor y la pérdida

A los 20 años Jobs funda Apple; a los 30 le despiden, de forma pública y notoria, de su propia empresa. Debió ser la bomba para él: un nuevo “abandono”.

Jobs explica que, siempre a posteriori, fue lo mejor que le pudo pasar.  En esa época fundó la empresa Next, los estudios de cine Pixar, y conoció a su mujer. Teniendo en cuenta la vida que llevaba, me parece casi milagroso que lograse emparejarse. Porque guapo, era guapo… pero paranoico como el que más.

Aquí, la lección es: “Tienes que encontrar qué es lo que te gusta. Continua buscando hasta que lo encuentres”.

#3 La muerte

En el momento de pronunciar el discurso, Jobs anuncia que acaba de ganar la batalla contra el cáncer . No cuenta, sin embargo, que los doctores que le operaron detectaron metástasis y que vuelve a estar en tratamiento.  Significativamente, el discurso se titula «Cómo vivir antes de morirse».  Desde su circunstancia personal se entiende que hable a esos jóvenes, sonrientes y sudando bajo los birretes y las americanas en el campus, más de muerte que de vida.  Y les dice: “Recordar que todos moriremos es la herramienta más potente que tengo para tomar decisiones”.   Es, añade, “la mejor manera de evitar caer en la trampa de pensar que tengo algo que perder”. La muerte como acicate para correr riesgos.

En medio de bromas , Jobs señala que “nadie quiere morirse”.  Y si no te quieres morir, necesitas recordar que tu tiempo no es infinito: ”No lo pierdas viviendo la vida de otro/a”.

Jobs termina con un consejo mítico: “Atrévete a seguir los dictados de tu corazón y de tu intuición. De algún modo, ellos ya saben lo que realmente quieres ser”. Al animar a los estudiantes y animar después a los casi 11.300.000 de personas que hemos visionado el discurso, Jobs nos recuerda –deliberadamente, creo- el mismo consejo que el mitógrafo Joseph Campbell dio, también a estudiantes: “Persigue tu dicha”.

¿Qué me hace feliz? Esta es una pregunta que me ocupa, y mucho, ahora.  La pregunta es angustiosa pero necesaria y previa a cualquier otra estrategia.  Salvo que alguien que ya está muerto te la recuerde, nunca hay un buen momento para plantearla. Pongamos por caso que ese momento es ahora:  ¿Qué te hace feliz?

Me despido con algunas convocatorias que quizás te pueden interesar:

– Este jueves día 10, participo en un Talk en Escuela Atelier. Hablaré sobre la Marca personal, los puntos fuertes y cómo identificarlos.

– El viernes 18, con Antoni Gutiérrez-Rubí, seminario sobre Visibilidad y liderazgo en el Col.legi de Periodistes.

– Si eres amante de la Tipografía como Jobs, en el enlace tienes información sobre el Master en Tipografía Avanzada  que coordina mi colega Enric Jardí.

Gracias por comentar y/o compartir esta nota.

 

 

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Vuelta al pupitre: la formación y la marca personal

marca personalLos expertos prevén que, a lo largo de nuestra vida laboral,  los profesionales cambiaremos nueve veces, no ya de trabajo sino incluso de sector.

He sacado cuentas y yo ya llevo seis cambios. Los tres primeros fueron de trabajo, pero no de sector (programas académicos internacionales). Después, primer cambio de sector (marketing de ciudad). Acto seguido, cambio radical, cuando fundo mi empresa. Y casi en paralelo otro salto, para mí mayor todavía: escribir y publicar.

¿Cuántos llevas tú? Párate a pensarlo un momento. Nueve cambios profesionales de media. La típica “carrera” ascendente, mitificada por el botones que termina de presidente del banco, es un modelo en vías de extinción.

Si vamos a cambiar tanto, necesitamos mantener actualizados nuestros conocimientos. La marca personal y la formación son dos conceptos que están cada vez más relacionados. No somos ni seremos demasiado mayores para volver al pupitre. Es más, yo diría nos conviene, por estas tres razones:

  • Formarse te ayuda a mantener tu marca al día

Lo explica fenomenal mi colega Andrés Pérez en esta nota, donde hace hincapié una vez más en un supuesto que comparto plenamente: marca personal no es sinónimo de “perfil en red social”.

  • Formarse es una manera de diferenciarse. Por partida doble

Por un lado, los conocimientos que adquirimos nos distinguirán de la competencia. Por otro, y como señala Juanjo en su comentario, dónde los adquirimos define también nuestra marca. No es lo mismo cursar un master en Harvard que un curso on-line masivo gratuito (MOOC) ofertado por la misma universidad.

  • Porque a enseñar se aprende

Aprender, sea cual sea el formato escogido, es la manera de refinar tu propia experiencia, de modo que después puedas ser tú quien comparta lo que sabe.

Mi próxima sesión trata precisamente de cómo identificar nuestros puntos fuertes, los que interesa comunicar y compartir.  La sesión es una colaboración con el Atelier de Andrea Vilallonga: allí te informan de todo.

Para recibir información sobre otros cursos y recursos sobre visibilidad y marca personal, te invito a apuntarte a mi Lista.

 

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