abril 2013

Tú eres la fuente oficial de información sobre ti mismo

Tú eres la fuente oficial de ti mismo
Estás convencido de que tu visibilidad es importante. Te has cansado de esperar que te descubran. Sabes que si no te ven, no te compran, ni te contratan.  Decides actuar.

El primer paso para gestionar tu visibilidad es conocer cuál es tu huella digital actual, es decir, qué informaciones encontrarán sobre ti y sobre tu negocio aquellos usuarios que te busquen.

Para resolver el dilema, practicas el Egosurfing. Quieres saber qué dice Google de ti. Ya en 1995 -¡hace dieciocho años!- la revista especializada Wired definía “egosurfing” como el acto de “buscar en la Red, en bases de datos, medios escritos u otros documentos menciones del propio nombre”. Basta con introducir nombre y apellido en la caja de búsqueda. El procedimiento puede hacerse más complejo, para obtener resultados más detallados. Sobre pautas prácticas para un Egosurfing sistemático y útil puedes leer el capítulo 6 de Y tú, ¿qué marca eres?.

Cuando realizamos este ejercicio en mis sesiones sobre de Gestión de la Visibilidad, la mayoría de los participantes pasa un momento de apuro. Parecen temer que los resultados hallen algún esqueleto en el armario, algún hecho en su pasado del que no se sienten especialmente orgullosos. Y, sin embargo, ese no suele ser el caso.

La situación habitual cuando investigamos qué sabe Google de nosotros es un auténtico déficit de información. No me refiero al número de referencias a nosotros que encontremos, sino a su calidad. Cincuenta mil comentarios sobre asuntos intrascendentes o de índole privada son una base endeble sobre la que construir la propia marca.

¿Vas bien o mal? La pregunta de diagnóstico que puedes hacerte cuando preguntes a Google por ti es: ¿los resultados reflejan adecuadamente mi marca personal y mi propuesta profesional?

El analista Anil Dash escribió: “Yo soy la primera y principal fuente de información sobre mí mismo”. Yo añado: “Yo soy la fuente oficial de información sobre mí mismo”. Salvo que tengas a un community manager gestionando tu identidad digital, tú eres responsable de dar tu versión on-line. Nadie en el mundo sabe más que tú de ti, de tus capacidades y objetivos. Por lo tanto, comunicarlos adecuadamente es una ventaja y también una responsabilidad. Si Google no refleja tu visión de la jugada, estas dejando tu marca personal a merced de otros. Del mismo Google, sin ir más lejos.

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Ilustración:  «What Is Your Personal Brand?» en Chief Outsiders.

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Esperar que te descubran cansa. La visibilidad y el mérito

La visibilidad
   Nos han educado, a las mujeres sobre todo, en la creencia que la excelencia y la bondad brillan por sí solas.  Que bastan el mérito y el esfuerzo para obtener la recompensa, llámese empleo, promoción o notoriedad.  Sin embargo, te vas dando cuenta de que, para que te descubran, primero tienes que lograr que te vean. Ser excelentes es necesario, pero no suficiente.

Aporto aquí un ejemplo, quizás culturalmente lejano, pero muy ilustrativo.  La vicepresidenta Kamala Harris escogió jurar su cargo ante Sonia Sotomayor, primera latina que llega a la Corte Suprema de los Estados Unidos y un ejemplo potente de cómo construir una marca personal fuerte y comunicar el propio mérito.

¿Quién podía pensar que la niña del Bronx, nacida en el seno de una familia de origen puertorriqueño y huérfana de padre alcohólico, llegaría a la más alta cumbre judicial? En sus memorias Mi mundo adorado, Sonia Sotomayor cuenta una historia de superación, que ella denomina “esperanza”.  Cuando, a los siete años, le diagnostican diabetes, aprende a inyectarse sola porque no puede contar con ningún adulto para asegurar la imprescindible dosis de insulina.  Cuando los médicos le advierten que que la enfermedad la impedirá ser policía, decide que, si no puede ser policía, será juez. Y emprende su camino.

Sotomayor combina inteligencia y dedicación. Como estudiante becada en Princeton primero, después en Yale, se gradúa con los máximos honores.  Su experiencia profesional posterior es modélica.  Sin embargo y a pesar de ser una persona que no ha querido depender de nadie ni en la enfermedad, la juez sabe que el mérito no es suficiente. Como ella misma afirma: “Sólo en el cielo se recompensa la virtud anónima. En este mundo, para triunfar, la gente te tiene que conocer”. A mentores y amigos Sonia Sotomayor confía su marca y su objetivo: la judicatura.  En las memorias deja bien claro que esta historia de esperanza no hubiera sido posible sin las alianzas necesarias.

Más allá del mérito, el talento necesita un objetivo y que éste sea compartido con quienes pueden ayudarnos a conseguirlo.  Como muestra la trayectoria de la juez Sonia Sotomayor, la excelencia profesional y la visibilidad no están reñidas.

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