diciembre 2010

Solsticios

SolsticiosEl reciente solsticio lunar ejemplifica el signo de los tiempos. Colectivamente nos sentimos abatidos por una crisis que, como dice un amigo, hace demasiados días que nos acompaña. A este abatimiento se suma la inversión en alegría que caracteriza a la Navidad, cuando, una vez más, nos proponemos  y nos proponen ser felices por tres días -olvidando que a menudo chocamos con los propósitos de felicidad de otros. Y si vives, como yo, en Barcelona, a la ausencia de luna y a la liturgia navideña se suma un cielo plomizo, encapotado, que susurra «tómate otra aspirina, tómate otra aspirina».

Llegamos a fiestas como los atletas a la recta final. Se acaba el año, se acaba el mundo y nos entregamos a los rituales propios de cada quien para celebrar que en enero todo será distinto -y fundamentalmente igual.

Yo nací en «el otro» solsticio, el de verano, en la noche más larga del año. Llevo mal tanta aspirina y tanta oscuridad. Prefiero medicarme con la máxima que se atribuye al poeta Luis Rius: «No se puede vivir como si la belleza no existiera».

Suerte entonces, y ánimo, para las próximas lunas. Felices fiestas.

Foto: «Oak and full moon«, de Not on your Nelly.

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Los medios se interesan por la visibilidad

Este fin de semana coinciden dos aportaciones mías sobre visibilidad en los medios. Por un lado y de la mano de Andrés Pérez Ortega, una reflexión sobre el Personal Branding en «La razón«. Por otro, una entrevista a fondo sobre la invisibilidad de las mujeres en el diario «Hoy«, como preludio de las conferencias de mañana y pasado en Cáceres y Badajoz, donde conversaremos sobre Todo tiene un precio.

La coincidencia no estaba prevista pero en perspectiva parece existir un diálogo entre ambas piezas. Por un lado, la necesidad de los profesionales de hacerse visibles ante su mercado. Por otro, el déficil adicional de visibilidad que afecta a menudo a las mujeres.

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